Parque Pereyra Iraola

Allá lejos y hace tiempo fue una estancia (o dos en realidad, Santa Rosa por un lado, San juan por el otro).
Después fue una estación (Pereyra o empalme Pereyra, sobre el ramal Quilmes del viejo Roca).
Más tarde, de la mano del General (el del caballo pinto, el del estadio de Racing, el del artículo 48 bis, ése General) fue el Parque de la Ancianidad.
Entre una cosa y otra, la estancia cobijó un colegio (el María Teresa, de las hermanas Vicentinas), una parroquia, una escuela de Policía, un viejo destacamento militar y una planta de vidrio (o árbol de cristal, que, a según cuentan, es único en el país y uno de los pocos ejemplares que existen en el mundo).
Hoy es un parque Provincial y un importante pulmón que, aún bastante venido a menos, es una salida muy recomendable para un domingo con mate y facturas.
Se sugiere al amable lector llevar repelente, caña mojarrera (si fuera del gusto del personal) y bolsita para juntar caquis (si fuera la época).
Si se arranca temprano, y no ha llovido en la previa, encontrarán un paseo extra en el ECAS (Estación de Cría de Animales Silvestres, creo), en donde a más de algunos bichitos telúricos (ñandúes, carpinchos, ciervos, etc) podrán encontrar algunas especies exóticas recuperadas de operativos de fauna; todo al irrisorio precio de 10 mangos por vehículo.
Pero el cariño me lleva para otros rumbos y la intención del presente no era hacer propagandas. Si todo lo anterior viene a cuento,es porque, los domingos, cerca de la rotonda de Gutiérrez, se arma una feria (con algo de mercadillo de pulgas) en las que uno puede encontrar alguna que otra cosita ( 😉 ).

Hay que patear, eso sí. Gambetear puestos de amables senegaleses, con relucientes rólex de fantasía; puestos con pescaditos, plantas, licuados "del momento", ferreterías de campaña, puestos de pesca, zapaterías trashumantes, etc, etc, etc.
Hasta que por ahí, entre un montón de cosas viejas (perdedoras en las qualitys de las antiguedades), te encontrás un tarrito con esto..

Nada del otro mundo, pero una gran variedad de años y un precio dolarizado de… 50 centavitos (nacionales, eh) por pieza.
Recorriendo más, si uno se esmera, encontrará un puesto de numismática hecho y derecho. Con bandejas para hurgetear, carpetas y monedas de hasta 1500$ (pero con todos los precios en divisa nacional, eso sí). Y en una de esas bandejas de 5$ la moneda, se encuentran cosas como estas…

Un poco de todo: Uruguay, Brasil, Paraguay, Argentina e Italia; varias para la colección, otras para cambio.
Y además, cuando ya rascaba casi en la madera… estas dos:

Y entonces… 😀 , sencillamente la felicidad (minúscula, discreta y momentánea, pero felicidad hecha y derecha, al fin). Dos platitas; una, la uruguaya en un estado discretísimo, pero, aún así, mejor que la que contaba en mi colección de orientales y la otra, la trasandina, incorporación directa a mi colección de chilenas.

Y no mucho, más. Esta excursión fue la anteúltima semana de diciembre y, si el tiempo acompaña, el próximo domingo intentaré su secuela.

Como siempre; gracias por pasar, gracias por leer y por corregir (si se creyera oportuno).