Santa Helena:
Madre de Constantino I el Grande
Bueno, siguiendo en la línea de posts que venimos realizando con Ulises, dedicados a Emperadores y/o personajes que aparecen en las monedas Bajo Imperiales, hoy les voy a comentar acerca de Helena…
De singular importancia e influencia histórica, es inevitable mencionarla sin referirnos a ella como “la Madre de Constantino”, “la Emperatriz”, “la Primera Peregrina Cristiana en Tierra Santa” o “la Santa”.
Y sí… Helena fue todo eso. He aquí su historia, y por supuesto, las monedas que se emitieron a su nombre.
Flavia Helena, tal era su nombre, nació en la Provincia Romana de Bitinia, hacia el año 249 DC., posiblemente en Drépano. Tiempo después, esta ciudad sería renombrada por su hijo como “Helenópolis”.
Las raíces de su historia son poco conocidas, pero sin embargo, todos coinciden en un origen humilde, posiblemente hija de un posadero, muchos son quienes las han identificado como una prostituta, una mesera, o quizá, ambas cosas.
En su infancia, si bien estuvo criada dentro del seno de una familia pagana, pudo tempranamente tomar contacto con los cristianos y las crueles persecuciones sufridas por éstos. La Iglesia Católica, a través de sus escribas, se ha encargado de formar una imagen piadosa de ella. Es San Ambrosio uno de sus principales adalides, quien nos las describe como una mujer dotada de una gran nobleza de corazón
Sea como sea, en Bitinia conoció a Constancio Cloro, un general romano y Prefecto del Pretorio en épocas de la Tetrarquía. Se enamoraron, y al parecer, éste, primero la tomó como su concubina, y luego como su esposa. Hay que aclarar aquí, que los historiadores no se han puesto de acuerdo en cuanto a si llegaron a casarse o no. Por ende, seguiré la línea de la versión más aceptada.
De esta unión nació Constantino, quien tiempo después llegaría a convertirse en uno de los más grandes Emperadores de Roma.
En el año 292 DC., Constancio se vio obligado a divorciarse de ella, para poder casarse con Teodora, la hijastra del Emperador Maximiano. Obviamente, se trataba de un matrimonio por razones netamente políticas. Constancio sería nombrado César, y más tarde, Augusto.
A pesar de haberse separado de su padre, Constantino siempre respetó a su madre y se mantuvo junto a ella. Probablemente, la influencia de ésta, quien con el tiempo se había convertido en una devota Cristiana, fue vital para que su hijo aceptara, y más tarde adoptara, al Cristianismo como religión.
En el año 313 DC., en Milán, Constantino, ya habiendo derrotado a Majencio, acordó junto a Licinio un Edicto de Tolerancia hacia el Cristianismo. Finalmente, a este culto, se le otorgó el carácter de Licita Religio dentro del Imperio. No obstante, el cristianismo no sería religión Oficial del Imperio hasta un tiempo después, bajo el Emperador Teodosio el Grande.
En el año 324 DC., Constantino la nombró Augusta, un honor poco habitual, con el que ya Octavio había honrado a Livia.
Según nos cuenta David Hendín (“Guide to Bíblical Coins”), en el año 326 DC., Helena, sumida por completo en una vida espiritual y Cristiana, se encaminó hacia Judea, para visitar los lugares relacionados con el martirio de Jesús, convirtiéndose de este modo en la Primera Peregrina Cristiana a Tierra Santa. Tenía ya, más de 70 años de edad…
Según la Iglesia Católica, en Tierra Santa, Helena identificó, entre otras cosas, la “Via Dolorosa”, camino que recorrió; descubrió el páramo frente al mar, donde se produjo el milagro de la multiplicación de los panes y los peces (Mateo 15:29-39); el sitio de nacimiento de Jesús, y encontró varios trozos de la Vera Cruz (hoy en día, esta reliquia se puede apreciar en Roma, en la Iglesia de la Santa Croce in Gerusalemme).
En palabras de Eusebio, con respecto a su viaje:
“…aunque muy avanzada de edad, ella vino, motivada por un fervor juvenil, con el fin de conocer esta tierra y explorar con notable discernimiento”.
Este mismo autor nos dice que Helena construyó la Iglesia de la Natividad en Belén, la Iglesia Eleona, en el Monte de los Olivos, y, como si fuese poco, la Primera Iglesia del Santo Sepulcro.
Fue santificada, tanto por la Iglesia Católica, como por la Ortodoxa.
Esta pintura, reviste suma interés: Fíjense como Helena, representada junto a su hijo Constantino, está a la misma altura de él, dado la importancia que ambos santos revisten para la Iglesia.
Supuesto sarcófago de Helena (Museo Pío Clementino, Vaticano)
Bueno, ahora las monedas…
Con el título de Augusta, entre 324 y 328 DC., Constantino emitió monedas a nombre de su madre. En estas piezas, el anverso lo ocupa el busto de Helena, mientras que en el reverso, aparece ella de pie, sosteniendo una ramita.
Por su parte, también hay emisiones como Augusta póstumas, hechas por sus nietos:
Constantino II y Constancio II. Al ser cristiana, Helena no fue divinizada. Tras la muerte de Constantino, los hijos de éste, emitieron estas piezas a nombre de su abuela.
Les muestro el ejemplar que se encuentra en mi colección:
Bajo Imperio Romano:
Helena, como Augusta.
Emisión Póstuma de Constancio II (337-361 DC)
Centenional. Vellón Bajo. Eje: 6:00 hs.
Ceca: Constantinopla. Acuñada ca. 337.340 DC.
Peso: 1,28 g.; Módulo: 25,5 mm.
A/: FL IVL HELENAE AVG. Busto diademado a derecha.
R/: PAX PVBLICA. Pax de pie a izquierda. En exergo, CONSE.
Salgado (MRBI): #8531 c. RIC: VIII (Cons), #33
VF
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Espero que lo hayan disfrutado… y comenten!!!
Las fotos del sarcófago, me fueron facilitadas por Ulises (Kiwiti), a quien le agradezco el gesto.
Saludos a todos!!
ZAHIR ROJO.- 😎
Excelente. De Santa Helena se habla poco, al menos en la numismática. Discrepo respecto a la aceptación de la fe cristiana por parte de Constantino, al menos desde su propia convicción. Yo creo que en el fondo no era cristiano, era pagano y tolerante (al menos por cuestiones políticas) de los otros credos. No olvidemos que la novedad cristiana (en tierras paganas) es la creencia en un Dios único y revelado. Me inclino más por el concepto de Max Muller y considerarlo más un henoteísta o un monolatra. Te felicito por el trabajo, siempre es un placer leer tus post.
Quizás creía que el Cristograma era una especie de simbolo mágico, como un talisman (protector), y que la ira de ese Dios tan poderoso que le concedio la victoria se le tornara contra él, pero si, es verdad, que sería para otro post. Saludos!
Todos los emperadores invocaban la protección de un dios en particular al momento de la batalla. En esa época venían siendo Apolo, Sol invicto, Hercules, etc. Se hacían sacrificios en su honor y se le pedía la protección y victoria antes del enfrentamiento. La visión que llevó a Constantino a usar la cruz y que eventualmente lo llevó a ganar una batalla decisiva e improbable, debería haber alcanzado para que se convirtiera en su deidad protectora, sin embargo, como dice Santiago, esto no sucedió en 312 y solo cuando nuevamente en batalla este Dios le volvió a dar la victoria, fue que Constantino empezó a acuñar con el Labarum. A partir de allí, Constantino se convirtió él mismo en \"Invictus\", pues nunca perdió una batalla hasta su muerte natural. ¡Flor de karma tenía con este Dios asociado!
Mañana, o a mas tardar el miércoles subo la primer parte de nuestros posts al respecto. 😉
Lo esperamos!!!
Muy bueno el post, de Helena sabia solo lo que puede ver en algunos videos sobre el tema de las busquedas de los sitios sagrados, pero no mas que eso. Como siempre un placer el leer estos post y espero con ansias la seguidilla de estas. 😀
Notable la pintura. Si bien ambas figuras aparecen del mismo tamaño hay que notar que, al gual que en las monedas, el protocolo manda que Constantino aparezca a izquierda y que su mano sostenga la cruz por sobre la de Helena. Y tambien que los nombres aparecen en ruso.