Hace rato que quiero retomar mi serie de posts de los "Próceres Argentinos en la Numismática", y hoy cuento con un poco de tiempo así que la voy a continuar. Habiendo realizado los posts de San Martín, Belgrano, Rosas, Mitre y Sarmiento, me pareció oportuno hacer uno del Presidente Fundacional que me faltaba: Nicolás Avellaneda.
Para comenzar, como siempre, la biografía de nuestro prócer:
Nicolás Remigio Aurelio Avellaneda (San Miguel de Tucumán, 3 de octubre de 1837 – alta mar, 25 de noviembre de 1885) fue un abogado, periodista y político argentino. Ejerció como Presidente de Argentina entre 1874 y 1880.
Inicios:
Su hermano Marco Aurelio Avellaneda fue un destacado legislador y ministro de la nación en tres oportunidades.
Comenzó en el périodismo como colaborador del diario El Comercio del Plata, que fundara Florencio Varela y también en la redacción de El Nacional, desde 1859 a 1861.
En Buenos Aires se desempeñó, a partir de 1860, como profesor de economía de la Universidad de Buenos Aires, siendo recordado como un excelente docente y mejor expositor.
En 1865 publicó su libro Estudio sobre las leyes de Tierras, ensayo que versa sobre los derechos de propiedad de los predios rurales.
También fue legislador y ministro de gobierno de la Provincia de Buenos Aires.
Ministro del Presidente Sarmiento:
Al asumir Domingo Faustino Sarmiento como Presidente de la Nación Argentina lo nombró Ministro de Justicia e Instrucción Pública, cargo que desempeñó con gran destreza, entre el 12 de octubre de 1868 hasta el 23 de noviembre de 1874.
Avellaneda participó de las ideas sarmientinas respecto de la educación popular, al que consideró el verdadero basamento para el afianzamiento de la democracia de los pueblos. Durante su ministerio se fundaron las primeras escuelas normales para la formación de maestros de Argentina y se reorganizó también el sistema de enseñanza primaria.
Presidencia de Avellaneda:
El 14 de abril de 1874, en medio de gran tensión política, se realizaron elecciones en las que la fórmula encabezada por Avellaneda se impuso sobre la encabezada por Bartolomé Mitre, quien sólo triunfó en Buenos Aires, Santiago del Estero y San Juan.
Avellaneda fue el tercer y último mandatario del período denominado de las presidencias históricas argentinas. Como presidente compartió con sus antecesores un mismo proyecto de país que resultó fundacional para el estado argentino y que se basó en tres metas: “nación, constitución y libertad”. La nación entendida como la entidad superior que unificó a todas y cada una de las provincias en un estado común. La constitución como un catálogo de derechos que regulan las relaciones de las personas y limita a los tres poderes de estado. La libertad como pricipio básico del liberalismo.
Políticamente opuesto a las aspiraciones autonomistas de la provincia de Buenos Aires, asumió la presidencia el 12 de octubre de 1874, en medio de acusaciones de fraude y enfrentando una revolución liderada por Bartolomé Mitre, que sofocó en pocos meses.
La Conquista del Desierto:
En 1867 se había promulgado la Ley 215, que ordenaba al gobierno nacional llevar las fronteras al Río Negro; no pudo tener aplicación debido a la Guerra del Paraguay.
La ofensiva contra los indígenas debió esperar hasta el año 1872; ante las señales de que se planeaban ataques contra sus tolderías, el cacique mayor Calfucurá ordenó el malón más grande de la historia, que –en marzo de ese año– atacó y saqueó gran parte del centro de la provincia de Buenos Aires. Una rápida reacción del general Rivas con apoyo de indígenas ranqueles le permitió una completa victoria en la batalla de San Carlos.
A partir de entonces, y favorecido el gobierno nacional por la muerte de Calfucurá, se inició una serie de avances en la frontera, especialmente en el oeste de Buenos Aires. A principio de 1876, los caciques Juan José Catriel y Manuel Namuncurá –hijo y sucesor de Calfucurá— lanzaron otro gran malón sobre el sur bonaerense.
El ministro Alsina lanzó entonces una agresiva campaña para ocupar el oeste bonaerense: a lo largo de 1876 avanzó con cinco columnas paralelas sobre los principales asentamientos de avanzada de los indígenas, ocupándolos. Para evitar nuevas incursiones, ordenó la construcción de la llamada Zanja de Alsina: una línea de fortines unidos por una zanja de 3,50 metros de ancho por 2,60 metros de profundidad, que sirvió como límite para los territorios sin conquistar de 374 km entre Italó –en el sur de Córdoba– y Nueva Roma, a corta distancia de Bahía Blanca .
Sin darse cuenta, al tomar las lagunas del oeste bonaerense, Alsina destruyó las bases de la prosperidad de los indígenas, ya que las lagunas ocupadas eran utilizadas para mantener alimentados a sus caballos y para engordar los animales arreados por los malones; por otro lado, en esos años la población indígena fue atacada por una epidemia de viruela que costó la vida a miles de ellos.
Tras la muerte de Alsina, Avellaneda nombró en su reemplazo al general Julio Argentino Roca, que había criticado la supuesta actitud defensiva de Alsina. En contraste con su antecesor, que había intentado incorporar a los indígenas a la civilización occidental, Roca creía que la única solución contra la amenaza de los indígenas era su sometimiento, su expulsión o su eliminación. En base a esa premisa propuso un proyecto de ley para ocupar todo el territorio indígena hasta los ríos Negro y Neuquén en dos años. La ley fue sancionada el 4 de octubre de 1878, acordando 1 700 000 pesos al proyecto, cuando el plan ya estaba en marcha.
A lo largo del año 1878 se lanzaron sucesivas ofensivas sobre las posiciones indígenas, causando centenares de bajas a las fuerzas de Namuncurá y la captura de los temidos caciques ranqueles Pincén, Catriel y Epumer. Unos 4000 indígenas –en su mayoría mujeres y niños– fueron capturados en estas campañas.
El 11 de octubre de 1878, mediante la Ley 954, se creó la Gobernación de la Patagonia, con sede en Mercedes de Patagones, actual Viedma, cuyo primer gobernador fue el coronel Álvaro Barros; su jurisdicción alcanzaba hasta el cabo de Hornos.
En abril de 1879 se lanzó el ataque final: cinco divisiones que sumaban 6000 hombres –incluyendo 820 indígenas aliados – avanzaron en abanico hacia el río Negro; el ministro Roca festejó el 25 de mayo en la isla Choele Choel. De acuerdo a la Memoria presentada por el ministro de Guerra, 1313 indios de lanza resultaron muertos y 1271 tomados prisioneros; cinco caciques principales fueron tomados prisioneros y uno fue muerto; 10 513 indios de chusma –mujeres y niños– fueron tomados prisioneros, y otros 1049 fueron reducidos.
Así la presidencia de Avellaneda iniciaba la integración geopolítica de aproximadamente un tercio de la actual superficie continental de Argentina.
Luego de la culminación de las exitosas expediciones, la Argentina logró incorporar definitivamente a su soberanía territorial toda la pampa y la Patagonia. Asimismo millones de hectáreas pudieron comenzar a ser utilizadas por la población de raza blanca, formándose pueblos, puertos, estancias, al fomentarse el progreso a través del establecimiento del avance de las comunicaciones, los caminos, las postas y los telégrafos.
Carrera posterior:
Siempre ligado al ámbito educativo, en 1881 fue designado rector de la Universidad de Buenos Aires.
En 1882 fue designado senador nacional por la Provincia de Tucumán, donde había nacido, cargo que ejerció hasta su muerte.
Otra importante ley que llevó su nombre fue la Ley de Universidades, de 1885, que otorgó a los centros educativos de enseñanza superior autonomía universitaria a nivel académico, respetando la libertad de enseñanza y de pensamiento y que constituyó uno de los antecedentes de la Reforma Universitaria de 1918. Solamente dejó al estado la responsabilidad financiera universitaria.
Avellaneda también manifestó una natural inclinación hacia la literatura. Su producción literaria, en la que se encuentran reunidos —entre otros trabajos— sus discursos presidenciales, está agrupada con el título Escritos literarios.
Fallecimiento:
Murió en alta mar, de regreso de un viaje a Europa, el 25 de de noviembre de 1885.
Sus restos descansan en el Cementerio de la Recoleta.
En la primera emisión de los Billetes Fraccionarios (1884), durante la presidencia de Julio Argentino Roca, se decidió utilizar la figura de su antecesor en el anverso del billete de 5 centavos:
Lo mismo sucedió en la segunda emisión de estos billetes, durante ese mismo año:
Durante la presidencia de Carlos Pellegrini, en 1891, el Banco de la Nación Argentina emitió nuevos billetes, respetando las figuras que en ellos aparecían:
En en año 1892, el Banco de la Nación Argentina emitió billetes por 5, 10, 20, y 50 centavos con leves cambios respecto a la emisión de 1891:
Tenemos que adelantarnos casi 100 años para encontrar el próximo y último billete con la efigie de Nicolás Avellaneda. En este caso, en el billete de 500 Australes emitido en 1985:
Fuentes:
http://www.billetesargentinos.com.ar/ BilletesArgentinos.com.ar
http://es.wikipedia.org/wiki/Nicol%C3%A1s_Avellaneda]Wikipedia.org
Otros posts de "Próceres argentinos en la Numismática":
http://conuvi.com.ar/index.php?topic=1838]General José Francisco de San Martín
http://conuvi.com.ar/index.php?topic=1899]General Manuel Belgrano
http://conuvi.com.ar/index.php?topic=1982]Don Juan Manuel de Rosas
http://conuvi.com.ar/index.php?topic=2149]Bartolomé Mitre, Tipógrafo
http://conuvi.com.ar/index.php?topic=2610]Domingo Faustino Sarmiento
😉
Buen laburo con las serie próceres, esperamos el siguiente 🙂
Lindo post + 5
Me gusto amigo …van puntines !
Gracias 🙂 pronto vendran nuevas publicaciones
Muy lindo post!!
Rescato un par de cosas que no sabia, gracias.. 😀
un gran tucumano ilustre