Cuando comencé a reorganizar mi colección, es decir, cuando de la humilde cajita de ferrero's rochet mis monedas dieron el salto hacia una primera carpeta, me puse como objetivo (ingenuo, si los hubiera) conseguir al menos una pieza de cada país (de los existentes y de los que han cambiado geografías por historia, también).
Si bien hoy, a fuerza de estancar recuentos, apunto más hacia las piezas previas a 1900, aquella premisa sigue por allí y también en el modo, claro, en que organicé mis monedas.
Opté por agruparlas por continente, abrigadas directamente sobre las clásicas hojitas plásticas (no soy partidario de los cartoncillos por motivos que me permitiré exponer algo más adelante).
Sin embargo, me encontré pronto con un interrogante repetido ¿Y esta de dónde es?. Familia, amigos, visitas, y público en general que se interesaba por mi colección, me fueron desnudando la ignorancia y la memoria (sobre todo en las piezas de Asia y áfrica).
Aquí les muestro, entonces, la forma que encontré para subsanar aquella pregunta recurrente (no hay nada nuevo bajo el sol; es algo robado a las viejas revistas Goles y Sólo Fútbol, en aquellas páginas centrales plagadas de formaciones de Deportivo Armenio o Desamparados de San juan que numeraban figuras de izquierda a derecha…).
Las monedas en principio (no sn ni las más lindas, ni las más representativas como se verá)…
Y aquí las referencias…
El discreto resultado me ha servido para organizar y referenciar de manera más o menos sencilla las monedas de cada Continente.
Espero les haya gustado y ahora me permito una última consideración sobre los cartoncitos (método eficaz, instructivo y aséptico)…
he escuchado a varios coleccionistas (no puedo llamarles colegas porque no llego a tanto) comentar, y seguramente con razón, que el plástico de las hojas puede deteriorar las piezas. Sin embargo encontré que el plástico, quizás dañino, salva con creces la respuesta a ese otro interrogante acostumbrado (¿la puedo sacar?).
Y entonces, después de breves años o de algunos siglos, en los casos más queribles, mis moneditas (monedas humildes de baúles, desentierros, olvidos en cómodas y roperos, latas y frasquitos) vuelven por una rato a ser circulantes.
Y eso me gusta; proque mis monedas tienen su historia (real o plausible), y esas manos nuevas (bajo mi extricta vigilancia, no es cuestión) y mis propias manos, se hacen parte de ella.
Y ahora sí que es todo. Abrazo grande y gracias por permitirme ser parte de todo esto.
Estebanj
Lindo Post!! 😀
Muy buena la referenciación, con los cartoncitos lo solucionarías, jajajajajaj. Pero no podrías ponerlas en circulación nuevamente. Saludos.-
¿O sea que preferís que se dañen? ¿No pensás en la herencia a un familiar u otro colega numismàtico de mañana? 8| 😕
En todo caso, tu nueva tarea debería ser averiguar como cuidar y conservar tus monedas. Te cuento algo, un cartoncito tiene laterales que pueden no cerrarse, de ese modo las podes sacar cuantas veces quieras y preservarlas del daño del PVC. Es lo que yo hacia para seguir en contacto con ellas sin dañarlas. 😉
Hola Esteban, además tenes hojas, las cuales te permiten poner los cartoncitos de forma que te quede la moneda a presión en el cartón, si dentro de la hoja. De esa forma vas a evitar que se te dañen las piezas por el contacto directo con el PVC, no te olvides que como numismáticos debemos cuidar las piezas ademas de estudiarlas, si no lo hacemos nosotros, quien lo va a hacer!
muy buena felicitaciones por la organizacion van puntos….
Muchas gracias por la observación. No había tenido en cuenta hasta ahora esa manera de usar los cartoncitos. No soy irreductible en mis posiciones, y quizás el plástico dañe más el metal de lo que, desde el poco conocimiento, yo creía. Será cuestión de reorganizar, aunque sigo negándome a perder el contacto con la pieza en sí (por eso mismo he negociado las pocas piezas encapsuladas que han llegado a mis manos). Gracias `por el comentario y el aporte!
De nada.
Si, el contacto con las piezas es un mal que nos aqueja a todos, siempre queremos tocarlas. Probá como te digo o con algo similar (que las aleje del PVC) y así vas a poder cuidarlas como es debido, sin perder el contacto.
Nota al margen y nada que ver con lo antedicho, no puedo dejar pasar la buena prosa que tenés. Virtud rara hoy en día con todos los errores de ortografía pululando por doquier, es un placer leer algo de alguien «con sinónimos y buena redacción» por decirlo de algún modo. Brindo por eso también. ¡Saludos!