Un final melancólico

En 1840 se produjo un acontecimiento político de envergadura: la Coalición del Norte (La Rioja, Catamarca, Tucumán, Salta y Jujuy) abrió guerra contra Rosas, quien, además de gobernador de Buenos Aires, era encargado de las Relaciones Exteriores y Asuntos de Paz y Guerra de la Confederación.

El brigadier Brizuela tomó el mando de las fuerzas coligadas, con sede en Tucumán, e introdujo variaciones en las leyendas de las monedas riojanas de aquel año, sustituyendo la frase laudatorio de Rosas por el clásico lema EN UNION Y LIBERTAD. De esa fecha se conocen los dos tipos de moneda: el erróneamente llamado unitario -erróneamente, porque la Coalición se basaba sobre la defensa de las autonomías provinciales-, y el federal.

La suerte de las armas fue adversa a los opositores de Rosas. Los federales recuperaron " Rioja, aunque la Casa de Moneda no pudo acuñar durante 1841 por la caótica situación. Al asumir el gobierno el coronel Hipólito Tello, este decidió, de acuerdo con la junta de Representantes, labrar nuevas monedas con el busto de Rosas, a partir del año siguiente.


Acuñación de 1842 nuevamente realizada con el busto de Rosas, a quien se denomina RESTAURADOR DE LAS LEYES

El gobernador bonaerense, por oficio del 20 de mayo de 1842, anunció estar "firme pero irrevocablemente resuelto a no admitir jamás distinciones ni honores incompatibles con los invariables principios republicanos que profesa". Pero ya había La Rioja troquelado piezas de 2 reales de plata y de 8 y 2 escudos de oro. El busto llevaba debajo el nombre ROSAS, y en el perímetro el título RESTAURADOR DE LAS LEYES; en el reverso aparecía el escudo nacional con la leyenda: REPUBLICA ARGENTINA CONFEDERADA.

En septiembre de 1843 la provincia firma un contrato con el sanjuanino Rafael Fragueiro, concediéndole privilegio por diez años para rescatar plata y remitir las pastas a la Casa de Moneda para su acusación. Igualmente se le autoriza a emitir piezas de ley de 6 dineros, o sea, 500 milésimos de fino, para circulación interna de la Provincia durante un período de seis años, como medida de emergencia.

Esta moneda, que se denominó "provincial" frente a la de buena ley o "nacional", debía ser cambiada por monedas de plata fina al vencer el plazo acordado. El monto total de la acuñación se fijó en 20.000 pesos. Las piezas se emitieron con fechas de 1843 y 1844 en pesetas (2 reales), y también se labraron algunas de medio real. Todas muestran un escudo argentino sin sol, y en el reverso, el cerro de Famatina con la cima rodeada por un gran sol naciente en forma de roseta.


Ultima onza federal acuñada en La Rioja en 1845

La moneda riojana, con el contrato Fragueiro, obtiene un total desprestigio, pues aunque al principio las piezas de 6 dineros iban a ser de circulación interna, los comerciantes no vacilaron en volcarlas a las provincias limítrofes. Cundieron las críticas y protestas. Córdoba vedó la circulación de moneda riojana en general y otro tanto hicieron Santiago del Estero, Catamarca y Tucumán.

Esta situación, que tanto perjudicaba al comercio riojano, suscitó la reacción oficial: el 20 de abril de 1844 se dan por finalizadas las emisiones de plata baja, creándose una nueva moneda de 2 reales, con buena ley de once dineros (916,66 milésimos de fino), a las que se estampó como fecha el año anterior, en un afán por recuperar el prestigio perdido.

Las nuevas emisiones llevaban en su anverso el escudo nacional, y en el reverso el cerro de Famatina, al que los riojanos habían rebautizado CERRO DEL GENERAL ROSAS, acompañando además la frase laudatorio de rigor. En 1846 el gobierno riojano toma  medidas judiciales contra el concesionario, a quien llama "ambicioso agiotista Rafael Fragueiro" y "autor de la malísima moneda cobre del 44", desterrándoselo de la provincia, mientras se arbitran los medios para retirar de circulación las piezas cuestionadas.


Moneda riojanas de 2 reales de 1843

Entre tanto, para reafirmar la confianza en sus emisiones, La Rioja acuñó en 1845 las últimas onzas de oro de buena factura y ley. Desde 1843 todas las monedas traían marcada una B, por el ensayador José Barros Quintero. A partir de 1846, los riojanos decidieron batir monedas de 4 reales (medio peso); las de ese año muestran la inicial V del ensayador Severo Antonio Vallejo. Las emisiones de este valor se repiten en 1849 y 1850, esta vez con la letra B de Barros, quien además se desempeñaba como tallista de la ceca, siendo autor de varios cuños notables.Después de Caseros (3 de febrero de 1852), La Rioja introduce una importante modificación en sus labraciones: los medios pesos de 1852 muestran el cerro de Famatina, cuyo nombre restituido aparece grabado en una cinta plisada, debajo.

Las emisiones se hacen a nombre de la REPUBLICA ARGENTINA CONFEDERADA y PROVINCIA DE LA RIOJA. A partir de 1854 se reinician las labores de la ceca, subordinada al gobierno federal con sede en Paraná. De ese mismo año se conocen cuatro leyendas diferentes, dos a nombre de la REPUBLICA ARGENTINA CONFEDERADA y dos a nombre de la CONFEDERACION ARGENTINA. Las acuñaciones se interrumpen hasta 1859, en que se fabrican piezas de 2 reales en exigua cantidad; al año, la Casa bate monedas de 2 y de ½ reales.


Ultima moneda de 1/2 real acuñada a nombre de la Confederación Argentina en 1860

Estas son las últimas que emite la ceca, aunque en 1861 se acuñan algunas unidades de 4 reales para ser remitidas al Dr. Martín de Moussy, con el fin de obtener la autorización del Gobierno Nacional para troquelar monedas de ese valor, permiso nunca logrado.

José Barros Quintero, que había ingresado en la ceca en 1829, desempeñando los oficios de grabador, ensayador, fiel y balanzario, ocupó en los últimos años el cargo de director de la institución. Según sus informes, desde 1824 hasta 1860, la ceca había emitido en oro y plata por un importe de 597.570 pesos. Después, el edificio de la Casa de Moneda fue desalojado para ubicar allí al Colegio Nacional; las antiguas maquinarias se depositaron en el Cabildo, quedando muchas a la intemperie y perdiéndose otras por oxidación y quebraduras. El balancín más importante fue destrozado en 1875 y su material se usó en la campana del reloj público; el resto se vendió como chatarra.

Así, melancólicamente, terminó la historia de la más importante ceca provincial de la Argentina.

Fuente: Internet

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