"No sé si te servirán…"

Y una bolsita de plástico, de esas de caramelos, pero sin caramelos.
Bolsita más bien chicuela, llena de arrugas, pero con algo mejor todavía que los caramelos (si lo hubiese, diga).
Redondas, heterogeneas, fragantes, discretamente ruidosas… puñado generoso de monedas!!!!!!

El suceso fue más o menos así: el lunes, cuando me reincorporé al trabajo (después de unas laboriosas vacaciones), una clienta -a la que azarosamente no me tocó atender en ese momento-, me esperó un par de minutos para saludarme y lanzarme el mesiánico, "Mirá, te conseguí esto… no sé si te servirán " (sic).

Luego del agradecimiento (de rigor, pero sincero porque en algún punto reconforta que alguien -que se conoce de un trato más bien casual y raleado- se acuerde de que uno junta -o colecciona-), la categórica respuesta de que sí, claro, que aunque sea para reemplazar ejemplares o como pieza de cambio, que hay variantes y eso las hace a todas direfentes, que hay errores, también, que "aunque sean argentinas" y la sentencia -con la sabiduría gratuita de la práctica- de que todo, todo nos sirve…

Bueno, como esto fue a mediamañana, no pude ver en el momento de qué se trataba el regalo, pero ya la jornada de trabajo se había hecho más llevadera (máxime cuando la buena mujer, al despedirse, me dejó la agradable promesa de que "cuando vuelva a pasar" me traería algunas otras más).

Como mi jornada de trabajo es comercial, bien entrado al mediodía salí de regreso a casa (vivo cerca de mi trabajo), allí mismo, en mi caminata de vuelta derrapé en la ansiedad y empecé a husmear en el hallazgo.

Quien juega al truco, sabrá que es una labor parecida al "orejeo".
Quien juega al truco, sabrá cuánto, entre sotas discretas y nobles reyes, vale encontrarse con un siete bravo.
O un ancho de basto…

Lo primero que encontré: muchos centavos de cobre de Lincoln, unos dime (no se me ocurre un plural convincente), Jefersons, un par de cuartos, algunas pocos nuevos pennys de Gran Bretaña, unos centavos canadienses, dos francesas y una !ficha de subte!

Un poco más abajo; unos níckeles cuyas fechas no tenía (aunque no las colecciono por año), un peso del 57, 100 pesos del mundial (pero del 77), unas liras "livianas", una peseta, un par de monedas holandesas, una moneda alemana, dos austríacas y una peruana que pasa, creo, a ser la más pequeña de mi colección…

Y, si bien a esta altura ya estaba sumamente satisfecho (sumaba algunas piezas que no tenía y, sobre todo, material con que intercambiar), lo que rescaté del fondo fue (casi) la frutilla del postre…

Mi primer Dime de Plata, 10 y 25 centavos canadienses, también en plata.. y un medio dolar Kennedy del 64!!!! (una vez había tenido uno, pero lo cambié… :$ ).

Como se verá, para las primeras horas de la tarde, mi día numismático era redondo como una moneda.
Y sin embargo… la tarde fue mejor!!!!!

Gracias por dejarme compartir esto con ustedes y gracias por la lectura.
En el finde, Dios mediante, comparto la segunda mano (con mejores cartas todavía!!!!! 😉 😉 😉 😉 😉 )