¡Que los patacones de 1 peso; que la imposible serie de 1881; que los dos centavos 1887, que los cobres de un centavo que se fueron a 400 mangos y la maldita e insignificante monedita de 1 centavo de 1945! Ya fue hermano, a meter mano y ojo a los tarritos y despuntar el vicio […]