Sobre monedas y Mozart

Hieronymus Franz de Paula Josef, Graf Colloredo von Waldsee und Mels (1732 – 1812), Príncipe-Arzobispo de Salzburgo desde 1772, fue el patrón del músico Leopold Mozart y de su hijo, Wolfgang Amadeus Mozart; en su honor, Wolfgang compuso para éste la serenata dramática “El sueño de Escipión” (KV 126), en ese mismo año.

En 1779 nombraría a Wolfgang Amadeus Mozart, organista de la corte con un salario fijo anual.

El Principado-Arzobispado de Salzburgo fue un principado eclesiástico del Sacro Imperio Romano Germánico entre los años 798 y 1805. En esa ciudad nació Wolfgang un 27 de enero de 1756.
Pese a la aparente cordialidad de Hieronymus, para 1781 comenzaron las tensiones con el joven Mozart. En su comunicación epistolar, puede advertirse sobre los maltratos a los que era sometido:

Carta de Leopold a Wolfgang:

Piensa si no eres más cruel conmigo que con nuestro soberano. De él realmente no tenía nada que esperar. De ti yo lo espero todo. La conducta del soberano podría únicamente doblegarme; tú puedes tumbarme de un solo golpe. Él sólo podría hacerme enfermar; pero tú puedes quitarme la vida.
Todo lo que digo va únicamente encaminado a hacer de ti un hombre íntegro. Millones de seres humanos no han recibido de Dios la excepcional gracia divina que tú has recibido.
¡Que responsabilidad! ¿Acaso no sería una lástima que un genio tan grande se malograra?

Carta de Wolfgang a Leopold:

Usted me hace muchos reproches que no merezco. Pero cuando usted atribuye la causa a mi negligencia, a mi descuido y mi pereza, entonces nada mas puedo hacer sino agradecerle su buena opinión y lamentar de corazón que usted a mí, su hijo, no me conozca. No soy despreocupado, sino que estoy resuelto a todo y puedo por ello esperarlo y soportarlo todo con paciencia, cuando menos mi honor y mi buen nombre no sufren por ello.

El 29 de enero de 1781, Wolfgang vuelve luego de dos años a Múnich para el estreno absoluto de “Idomeneo”. En marzo Hieronymus le solicita que se presente nuevamente en la compañía de músicos para dar algunos conciertos en Viena.

Carta de Wolfgang a Leopold:

Viena, 9 de mayo de 1781

Mon très cher père!

¡Todavía estoy lleno de cólera!… y usted, mi excelente, mi queridísimo padre, lo estará sin duda conmigo… Se ha puesto a prueba mi paciencia durante tanto tiempo…
Hasta que al final no ha podido más. Ya no tengo la desgracia de estar al servicio del soberano de Salzburgo…
Hoy ha sido un día de felicidad para mí. Escuche. Por dos veces ya, ese… no sé cómo debo llamarlo…me ha dicho a la cara las mayores tonterías e impertinencias, de tal calibre que no he querido escribírselas y así evitarle a usted el trago… y por tenerle siempre a usted ante los ojos, amado padre, no me he vengado allí mismo.
Me ha llamado bribón, y disoluto… me ha dicho que me fuera al diablo… Y yo… lo he soportado todo. Me da cuenta de que no sólo era mi honor, sino también el de usted el que era herido… pero… usted lo quería así…: me callé… y ahora escuche…Hace ocho días subió de improviso el mensajero y me dijo que me largara en aquel mismo instante… todos los demás habían sido avisados la víspera, solamente yo no…Así que recogí deprisa todas mis cosas en el cofre y… la anciana Madame Weber tuvo la amabilidad de ofrecerme su casa. Allí tengo una bonita habitación y estoy entre gentes serviciales, que están a mi disposición para todo aquello que a menudo se requiere rápidamente y que a uno le falta cuando vive solo…
(…) Hoy, cuando me presenté allí, los ayudas de cámara me dijeron que el Arzobispo quería darme un paquete para que me lo llevara… Pregunté si era urgente. Me contestaron que sí, y de una gran importancia (…) Cuando me presenté ante él, lo primero que dijo fue: «Bueno, ¿cuándo se marcha este chico?» «Yo quería (le contesté) marcharme esta noche, pero no había ninguna plaza libre…». Entonces él siguió, de sopetón: …que soy el mequetrefe más gandul que conocía…; que nadie le ha servido peor que yo…; que me aconseja que me vaya hoy mismo, de lo contrario escribirá para que me supriman el sueldo. Imposible que yo dijera una palabra: aquello crecía como un incendio…Yo escuchaba todo aquello con calma… Me ha mentido a la cara al hablar de 500 florines de sueldo… Me ha llamado canalla, piojoso, cretino… ¡Oh!, no podría contarle a usted todo. Por fin, como la sangre ya me hervía demasiado, le digo: «Entonces, ¿Su Alteza no está contento conmigo?
«¡Cómo! ¿Quiere amenazarme este cretino? ¡Ahí está la puerta! ¡Con semejante bribón no quiero volver a tener nada que ver!»… Para acabar, volví a intervenir: «¡Y yo con vos tampoco!» «¡Entonces, fuera!» Y yo, al retirarme: «Como quedamos así, mañana recibirá mi dimisión por escrito.» Dígame, pues, amadísimo padre, si no lo dije más bien demasiado tarde que demasiado pronto…
Ahora escuche… mi honor es para mí lo más importante, y sé que para usted es también así…No se preocupe en absoluto por mí… Estoy tan seguro de mis asuntos de aquí que me hubiera marchado sin tener la menor razón…Ahora que ya tengo una razón, y hasta tres…, ya no tengo nada que ganar esperando. Al contrario, he sido por dos veces un simple cobarde… ¡ya no podía serlo una tercera vez! Mientras el Arzobispo esté aquí, no daré ningún concierto…La creencia que usted tiene de que así quedo mal con la nobleza y con el mismo Emperador es radicalmente errónea.
Aquí el Arzobispo es odiado, sobre todo por el Emperador –precisamente una de las razones de su cólera es que el Emperador no le haya invitado a Luxemburgo. Le enviaré a usted algún dinero con el próximo correo, y así se convencerá de que aquí no me muero de hambre. Por lo demás, le ruego que esté contento…, porque es ahora cuando comienza mi fortuna, y espero que mi fortuna será también la suya… Escríbame, en clave, que está usted satisfecho de todo ello –y ciertamente puede estarlo–,pero aparente que me riñe usted severamente, de modo que no pueda reprocharle a usted nada… (…) No me envíe usted más cartas a la Deutsches Haus, ni paquetes… No quiero saber nada de Salzburgo… Odio al Arzobispo hasta el frenesí. Adieu…
Le beso 1.000 veces las manos, abrazo a mi querida hermana de todo corazón y soy para siempre su hijo obedientísímo.

WOLFGANG AMADEUS MOZART

Carta de Wolfgang a Leopold:

Finales de mayo:
Esto es verdad, me sale el orgullo cuando veo que alguien quiere tratarme con desprecio y como si yo fuese una bagatela. Si a esto le llamamos un placer, al hecho de deshacerse de un soberano que no le paga a uno y que lo veja hasta morir, entonces es verdad, siento un gran placer.
No quiero saber nada de Salzburgo; detesto al arzobispo con verdadera saña.

Y así terminaba su relación con Hieronymus:

Carta de Mozart a su padre:

Entonces me llevó a empujones hasta la puerta y me dio una buena patada en el trasero. La ruptura es irreparable, aun cuando el despido no ha sido oficial. Quizás lo haya hecho a propósito para cazarme de nuevo mas tarde.

Diez años más tarde, la fortuna que ese joven prometió a su padre no había llegado, y además de encontrarse en banca rota, su estado de salud era gravísimo e irreversible.
El 5 de diciembre de 1791, a la medianoche, el doctor Closset de la ópera se hizo presnte en su casa y ordenó bajarle la fiebre con compresas frías de agua y vinagre sobre la frente; al cabo de unos minutos se desvaneció.
Wolfgang falleció a las doce y cincuenta y cinco minutos de la madrugada, a los 35 años. Su funeral tuvo lugar al otro día, en la Catedral de San Esteban (donde anteriormente se había casado con Constanze).

El entierro de Mozart costó ocho florines con cincuenta y seis kreuzer (más tres florines para pagar el coche fúnebre), es decir unos 716 kreuzer, un precio de clase media, y que lo habrían pagado sus hermanos de la logia masónica.

Mis monedas de la época y del lugar geográfico:



12 comentarios en “Sobre monedas y Mozart

  1. Que buena historia porbre Mozart …patada en el trasero…. a un genio sin igual. Que hdp ese Arzobispo.
    Cuanto cobraba Mozart un espectáculo suyo ? O cuanto le pagaban al mes si es que era si ?

  2. unos de los mejores musicos de todos los tiempes y hermosas tus monedas, ademas imaginate esto, capas que una de tus hermosas monedas estuvo en manos de amadeus, que emocionante :mrgreen:

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