Falsificaciones : 1ra. parte

Falsificaciones  de moneda en la historia.

A lo largo de la historia la moneda fue falsificada, así que tenemos que mencionar las monedas forradas del imperio romano, para las cuales se utilizaba un “alma” de metal bajo la que se recubría con una pequeña lamina de plata. Estas laminas cuando eran demasiado bajas saltaban dejando ver el metal mas bajo de su interior. Es de hacer notar que no solo Roma “sufrió” a los falsificadores, también se encuentran monedas forradas en las Polis griegas, el imperio persa y Bizantino.

Ejemplo de moneda forrada Romana.

A lo largo de la historia podemos, entonces, encontrar falsificaciones de diversas monedas metálicas. Pero la aparición de la moneda fiduciaria de papel hace más propicia la intervención del falsario. El presente artículo, al igual que los siguientes, no pretende hacer un racconto de falsificaciones particulares, sino más bien demostrar la existencia, a lo largo de la historia, de un sentido de guerra económica, y de cómo se descubrió un medio más para derrotar enemigos minando la fe en su moneda.

Moneda de 20 francos de oro de Napoleon Bonaparte.

Napoleón Bonaparte, un adelantado

Son conocidas por todos las dotes de gran estratega que poseyó este corso devenido en emperador de los franceses. Sin embargo, no está tan difundida su habilidad para perjudicar las economías de los imperios contemporáneos más fuertes, como Austria y Rusia.

Austria, primera víctima:

Uno de los factores que ayudó a hacer del imperio de los Habsburgo uno de los estados más poderosos de Europa durante la era pre napoleónica, fue su estructura financiera, esencialmente el Wiener Stadt Banco, el banco central del Imperio Austríaco, con sede central en Viena. A partir de 1759, el erario pudo contar con los Banco-Zettel, o sea los billetes de banco de 10 y 20 gulden (florines) A éstos siguieron, en 1762, 1771, 1784 y 1796, series más completas, emisiones con valores de 5, 10, 25, 50, 100, 500 y 1.000 gulden. Inicialmente, los billetes fueron acogidos favorablemente por la población. Luego, la guerra con Francia requirió ulteriores emisiones, que causaron su consiguiente pérdida de valor, mas no de prestigio.

En los primeros años del siglo XIX, Napoleón golpeó la solidez de los Banco-Zettel, y con ello a las finanzas de los Habsburgo. En 1806, tras la victoria de Austerlitz sobre rusos y austríacos, Napoleón pergeñó la posibilidad de llevar a la ruina a sus dos grandes rivales por medio de la falsificación de su papel moneda. El emperador de los franceses con agudeza observó que Austria, pese a lo oneroso de su esfuerzo bélico, lograba mantener una sana administración financiera. Esto se debía a la notable eficacia y rectitud de los responsables del Stadt Banco de Viena, y de los financieros austríacos, que actuaban en sintonía con los objetivos del gobierno. Napoleón se convenció de que atacando las finanzas de Viena podría poner de rodillas a los Habsburgo. Luego de haber ocupado Viena, Napoleón puso al frente del Stadt Banco a funcionarios austríacos, pero como gobernador de la capital nombró al general Ciarke, duque de Feltre.

Los gulden falsos de Napoleón

5 Gulden Del Wiener Stadt Banco. de 1806

Napoleón luego introdujo espías en el banco, que en breve tiempo consiguieron obtener los conocimientos técnicos necesarios para la fabricación de los Banco-Zettel. Todas las noches, los falsos obreros franceses se introducían en los talleres del banco, estudiaban la maquinaria y mandaban a París las instrucciones necesarias para la fabricación de réplicas. En la capital francesa coordinaba la operación Fouché, el astuto jefe de la policía napoleónica, que había organizado la sede de las falsificaciones en un piso del número 25 de la rue de Montparnasse. El asunto se mantenía en tal secreto que se produjeron dos episodios curiosos. Primero, el prefecto de París y luego el comisario de policía del distrito denunciaron los extraños movimientos en el piso al propio Fouché, que ordenó a todos la máxima reserva. Hubo de intervenir incluso Napoleón en persona, y con una orden reservada prohibió a cualquier persona entrar en el edificio. Al jefe de los grabadores de las planchas de los billetes, el parisino Lale, se le otorgó un salvoconducto; en el mismo constaba la prohibición a todos los funcionarios de policía de efectuar investigaciones sobre su persona.

Este verdadero artesano de la falsificación realizó veinticuatro planchas de grabar, de cobre, cada una de las cuales podía imprimir hasta 6.000 billetes de banco perfectos. Los billetes a continuación se ”envejecían”, frotándolos con una escoba sobre un suelo de adoquines cubierto de polvo. Los falsificadores de las firmas lograban reproducir un millar todos los días. La emisión del 1 de enero de 1800 fue completamente falsificada, excepto el valor de 50 gulden. Todavía hoy son bastante comunes los billetes del Banco de Viena, y resulta difícil distinguir los falsos. El hecho de que sólo el billete de 50 gulden sea raro, confirma la enorme cantidad de las falsificaciones napoleónicas. Aunque estaban disponibles desde hacía tiempo, Napoleón aguardó el momento oportuno para introducir los billetes falsos en Austria, momento que llegó en 1809, después del armisticio de Znojmo. Los franceses distribuyeron 400 millones de billetes falsos, lo que representó un golpe durísimo para la economía imperial. La cuestión de las falsificaciones fue incluso discutida entre Metternich y Napoleón en oportunidad de las tratativas para acordar el matrimonio de este último con María Luisa, hija del emperador Francisco I. El canciller austríaco pretendía la restitución de la maquinaria, pero Napoleón se negó, aunque se comprometió a no imprimir más billetes, con tal de que por parte austríaca no se divulgaran noticias sobre las falsificaciones.

Segunda Víctima: Rusia Falsificación de las assignatsii

Billete de 25 rublos de 1811 falsificado por Napoleón

La experta mano de Lale volvió a servir a los grandes proyectos de Napoleón, que estaba haciendo planes para la guerra con Rusia. Las assignatsii rusas ya se falsificaban en 1807, pero cuando la invasión fue un hecho, la producción se reanudó a gran ritmo.

En 1812 se encargaron a Lale más de ochocientas planchas de cobre, y para la impresión se le facilitaron no menos de veinticinco prensas. La falsificación de los rublos era mucho más fácil que la de los billetes austríacos: los falsos son hoy fácilmente reconocibles, pues las firmas se reproducen en facsímil, de manera que están impresas con la misma tinta que el resto del billete.

En los originales, en cambio, las firmas se estampaban con pluma, con lo que al cabo de poco tiempo adquirían un color marrón claro. Gracias a la falsificación de rublos, Napoleón obtuvo notables ventajas: ante todo, podía esperar con fundamento quebrar la economía rusa porque, pese a que los gobernantes estaban al corriente de estos planes, la mayoría de la población, campesina y analfabeta, no estaba en condiciones de reconocer los billetes falsos. Además, su uso facilitaba los aprovisionamientos del ejército francés, porque los pertrechos se adquirían con esos billetes directamente en cada lugar. Esta circunstancia, entre otras, presentaba al invasor francés como fraterno y honrado, el que no llegaba a Rusia para depredar, sino para traer consigo los ideales de libertad e igualdad, amén de buenos rublos. Los campesinos no entraban en sospechas cuando eran pagados con billetes recién salidos de las prensas; antes bien, los aceptaban de muy buen grado.

La operación, sin embargo, triunfó parcialmente, debido a la incompleta difusión de los billetes falsos y, sobre todo, a la derrota sufrida junto al Beretziná. En 1814 los rusos entraron en París y trataron de localizar el lugar donde operaba Lale, quien, fiel a Napoleón hasta la muerte, había logrado trasladar todo su equipo técnico a Tours. Incluso después de la muerte del emperador, Lale rechazó notables sumas a cambio de la publicación de sus memorias.

Tanto austríacos como rusos se cuidaron muy bien de que las falsificaciones de Napoleón salieran a la luz, ya que de haberse enterado el público, hubiera causado pánico y con él, el consiguiente descrédito de las monedas ante la duda. ¿Qué hicieron ambos? Absorbieron los billetes falsos en su economía.

A sabiendas de lo que la falsificación podía causar en la economía doméstica, Napoleón estableció duras condenas para los falsificadores, considerados enemigos de la patria: quince años de cárcel, ”con cadenas”, y marca con hierro al rojo con la letra F (falsificateur: falsificador) en el hombro de los culpables.

Ironía: billete de 100 francos francés de 1963 con la imagen de Napoleón Bonaparte y el artículo 139 del Código Penal, que advierte la imposición de trabajos forzados a quien falsifique billetes de banco.

Fuente :Conocer y coleccionar monedas y billetes de todo el mundo Editorial: Planeta De Agostini (1996).
-Marcelo Gryckiewicz..

SALUDOS COMUNIDAD    :mrgreen: :mrgreen:

8 comentarios en “Falsificaciones : 1ra. parte

  1. @IvoArgentina Al margen de esto, comento:
    En eBay hay un vendedor que vende re barato réplicas increíbles! Decí que aclaran, sino…

    Deben de ser los menos los que son honestos ! :mrgreen:

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