10 Centavos 1882 Canto Liso

La aparición de esta curiosa moneda hace unos años nos da la excusa para repasar la historia del los primeros "patacones"

10 CENTAVOS DE 1882 CON CANTO LISO
¿Un error o una variante sin catalogar?
Lic. Sergio Tonarelli

Corría octubre de 1996, en plena época de la convertibilidad, cuando tuve la oportunidad de adquirir en Villa Carlos Paz un lote de nueve monedas de diez centavos de plata de la serie argentina de patacón a una persona que concurrió a mi casa tras leer un aviso que había publicado en un diario local. Según mis registros de aquel entonces, siete de estas piezas eran del año 1882 y las restantes de 1883. Todas estaban en estado muy bueno o excelente, por lo que quedé muy satisfecho con la adquisición.
Grande fue mi sorpresa cuando horas más tarde observé que una de ellas, del año 1882, tenía el canto liso mientras que todas las que figuraban en el Catálogo de Armando Cunietti-Ferrando dentro de esta serie del patacón, lo tienen estriado o acanalado. En el momento de la compra no me di cuenta de este detalle y el hombre que me vendió las piezas tampoco me lo hizo saber, seguramente porque desconocía las características de estas monedas.
Al darme cuenta de la diferencia, mi primera impresión fue que se trataba de una falsificación. Sin embargo, rápidamente comprobé que era de plata auténtica. Llegué entonces a la conclusión de que estaba ante un ejemplar cuyo canto había sido limado muy prolijamente.
Sin preocuparme más por el tema y sin comentarlo con los coleccionistas amigos, guardé la moneda junto a las restantes que integran mi colección argentina como una simple curiosidad.
Pasaron casi 9 años, hasta que en julio de 2005 se volvió a despertar mi interés por esta pieza, al participar de un encuentro de numismática en la ciudad de Rosario y observar la presentación de un trabajo sobre una variante de una moneda de 20 centavos de la serie de cuproníquel. Pensé entonces: ¿Esta pieza de 10 centavos de 1882 con canto liso no podría ser también una variante de las que se hicieron con reborde acanalado?
Las consultas que hice a otros numismáticos amigos de Córdoba y otros lugares del país fortalecieron mi entusiasmo y la necesidad de investigar más sobre el tema.
En primer lugar me dirigí a varios joyeros de la capital cordobesa, quienes confirmaron que se trataba de una pieza de plata, cuyo peso y diámetro coincidía en su totalidad con las características que figuran en los catálogos especializados de Argentina (Armando Cunietti Ferrando y Carlos Janson). Consulté en total a 7 especialistas de Córdoba y Carlos Paz y mostré las piezas a varios coleccionistas amigos. Todos coincidieron en el diagnóstico que la moneda no había sido limada en el canto.
Posteriormente intercambié varios mail con los mencionados Cunietti Ferrando, Janson y con Mario Pomato, quienes me aseguraron que nunca habían visto una pieza de esta naturaleza. Estas afirmaciones aumentaron obviamente mi interés sobre el tema.
El segundo paso que di fue intentar avanzar en la definición del proceso fabril que se empleó en aquella época para acuñar estas hermosas monedas, buscando explicar de esta forma lo que pudo haber ocurrido con mis 10 centavos de canto liso. Con ese objetivo pedí datos precisos a Cunietti Ferrando y Janson, pero lamentablemente los dos me aseguraron que carecían de tal información.
En octubre del año pasado, en el marco de las Jornadas Nacionales de Numismática de Mar del Plata, comenté el tema con la Licenciada Nora Matassi del área de Relaciones Públicas de la Casa de la Moneda, quien gentilmente se comprometió a investigar sobre el tema en los archivos de esta prestigiosa institución, si le enviaba los datos precisos. Por varios motivos que no vale la pena citar, dejé pasar el tiempo, hasta el pasado mes de febrero cuando tuve la oportunidad de visitar la Casa de la Moneda. Luego de observar el material allí archivado y recibir una cálida atención del personal del establecimiento reanudé la investigación. Envié por mail el requerimiento concreto a Nora Matassi y ella al poco tiempo me respondió que no encontró ningún dato sobre el sistema de acuñación empleado para fabricar las monedas de 1 peso o patacón, 50 centavos, 20 centavos y 10 centavos de plata o para los argentinos de oro que equivalían a 5 pesos. Es más, me sorprendió diciéndome que la máquina que se empleó para acuñar estas piezas de metales nobles no figura como patrimonio del Museo y nadie sabe lamentablemente que se hizo con ella.
Sólo queda de esa época en exposición en la sala de ingreso a la Casa de la Moneda una máquina francesa elaborada por la firma Cail y Compañía que se utilizó para acuñar las piezas de 1 y 2 centavos de cobre entre 1882 y 1896 y las de 20, 10 y 5 centavos de cupro-níquel que comenzaron a fabricarse en 1896 en el viejo edificio ubicado en la esquina de Defensa y México.
Busqué por Internet información sobre esa empresa pero fue imposible encontrar datos sobre el sistema que se empleaba en aquella época.

La historia de la serie patacón

Primera máquina acuñadora adquirida en 1882. Tenía una capacidad productiva de 2300 piezas por hora y se utilizó para acuñar monedas de 1 y 2 centavos en cobre y de 5 en cupro-níquel

Para comprender el porqué de tanto interés personal por esta moneda de 10 centavos de 1882 hay que recordar la serie que integró y la importancia estratégica que la misma tuvo para el sistema monetario nacional.
Haciendo un poco de historia debe recordarse que cuando en 1853 se sancionó en la ciudad de Santa Fe la Constitución Nacional, en uno de sus artículos se determinó que la acuñación de monedas debía ser una competencia exclusiva del estado federal.
En función de ese precepto, el general Justo José de Urquiza, presidente de la por entonces Confederación Argentina ordenó el cierre de las distintas casas de moneda que funcionaban en varias provincias como Buenos Aires, Córdoba, La Rioja, Santiago del Estero etc.
Pese a lo establecido en la Constitución los problemas institucionales propios de aquella conflictiva época de la organización nacional (los sucesivos enfrentamientos entre Buenos Aires y la Confederación, la posterior Guerra con el Paraguay y la Conquista del Desierto por nombrar algunos) fueron demorando el inicio de una auténtica amonedación nacional. Las piezas de 4, 2 y 1 de la Confederación tienen su valor obviamente pero se hicieron en el marco de un país dividido y con la Provincia de Buenos Aires escindida del resto del territorio nacional y con acuñaciones propias.
Recién el 29 de septiembre de 1875 mediante la Ley 733, el Congreso Nacional dispuso la necesidad de construir la Primera Casa de la Moneda de Argentina, cumpliendo 22 años después la exigencia dispuesta en la Constitución.
Cinco años y medio más tarde, el 14 de febrero de 1881 se inauguró el moderno edificio en una amplia casona ubicada en un solar de calle Defensa, esquina México, de la ciudad de Buenos Aires. El primer director del establecimiento fue el ingeniero Eduardo Castilla, nombrado a tal efecto el 13 de diciembre de 1880.
Luego de varios proyectos legislativos para la creación de un sistema monetario nacional, el 5 de noviembre de 1881 el Congreso Federal sancionó la Ley 1130 que adoptaba el convenio de la Unión Monetaria Latina. La flamante norma ordenó la acuñación de monedas de oro de 5 y 2,5 pesos, más conocidos como argentinos y medio argentinos, de plata de 1 peso (bautizado popularmente como Patacón), 50, 20, 10 y 5 centavos y de cobre de 1 y 2 centavos. Por dificultades técnicas o presupuestarias las de 5 centavos no se fabricaron.
En lo tocante a la serie de 10 centavos que me interesa, puede recordarse que se acuñaron sólo 1.020 ejemplares en 1881, 778.131 en 1882 y 2.785.650 en 1883 con varias variantes que fueron especificadas en los últimos Catálogos de Carlos Janson.

Los primeros acuñadores
De acuerdo a la investigación realizada por la Licenciada Nora Matassi, los primeros empleados que trabajaron en la Primera Casa de la Moneda en la acuñación de las piezas de oro, plata y cobre de la serie de Pesos Moneda Nacional fueron Bonifacio Medina (ayudante del director Eduardo Castilla), Esteban Romero (contador), Florencio Villar (tesorero), Juan del Campo (segundo ayudante), J. J. Kyle (químico ensayador), Carlos Kinmerlé (oficial mecánico), Manuel Welter (oficial de presas), Francisco Scotto (maquinista fogonero) y Adolfo Altamira (portero y ordenanza).
Como se dijo en otro párrafo anterior, se desconoce cuál fue la máquina empleada para fabricar las piezas de la serie de Patacón. Existe la certeza de que se trató de una acuñadora europea, que pudo haber pertenecido o no a la firma Cail y Compañía.
Al desconocerse con precisión el sistema utilizado para elaborar estas hermosas monedas de plata, hay que plantearse entonces varias hipótesis como respuesta al interrogante del porqué existe esta pieza de 10 centavos de 1882 de canto liso.
En primer término descartó casi totalmente que se trate de una variante accidental o programada de las que se hicieron con canto rayado. Para sostener esta alternativa deberían existir algunas piezas más pero nadie las ha visto hasta ahora. El ejemplar que yo tengo es único hasta el momento y eso descartaría en principio la posibilidad de ser otra modalidad poco o mucho menos utilizada para acuñar estas piezas monetarias.
Surge entonces como la opción más plausible y la que cosecha la mayoría de las adhesiones de los coleccionistas consultados, considerar que este ejemplar es producto de un posible error humano de alguna de las personas nombradas.
Por lo que pude averiguar, la primera etapa en la fabricación de estas piezas incluía el estriado de las mismas y luego la acuñación del resto.
Posiblemente el cospel de plata se cayó de la cinta y no pudo pasar por la máquina estriadora o acanaladora. Siguió camino y recibió la impresión de los cuños del anverso y del reverso, sin que nadie se diera cuenta del error.
Otra alternativa es que se haya roto o paralizado transitoriamente la función estriadora de la máquina y que esta pieza se salteara ese paso. Quizás cayó al piso y uno de los trabajadores la puso nuevamente en la cinta sin darse cuenta que no tenía el estriado hecho en el canto.
Son muchas dudas y obviamente ninguna certeza para explicar lo que pudo haber pasado con esta moneda, que obviamente no figura como ninguna de las variantes establecidas en el Catálogo de Carlos Janson
En consecuencia tengo casi la certeza de que se trata de una pieza única, producto de un error personal o de una mezcla entre una falla mecánica y humana. En función de este diagnóstico integra como una curiosidad importante, mi colección de monedas argentinas posteriores a 1881.

9 comentarios en “10 Centavos 1882 Canto Liso

  1. A esta hora y con muchisimo sueño lo leí todo. No puedo creer que tengas esa moneda! Van puntos por la investigación y por la pieza histórica que tenés. saludos!

  2. @rimobeat A esta hora y con muchisimo sueño lo leí todo. No puedo creer que tengas esa moneda! Van puntos por la investigación y por la pieza histórica que tenés. saludos!

    No rimobeat , lamentablemente no es pieza mía … 🙁 es propiedad del autor del texto Lic. Sergio Tonarelli
    Saludos !

  3. No entiendo cual es el misterio que plantea el autor. Las monedas de metal precioso contemporaneas no llevan canto liso justamente como proteccion contra una \"limadura\" para obtener metal. Eso descarta la posibilidad de que sea algo intencional.

    Y el proceso de acuñacion \"de aquella epoca\" es exactamente el mismo que el de hoy dia, asi que no hay mucho misterio en eso tampoco.

    La conclusion logica mas probable que veo es que se acuñara la pieza en cuestion sin el collar que imprime el canto estriado por error.

  4. Muy buena historia, y realmente es un pieza unica, de esto se trata la numismatica de llegara a fondo y develar misterios, Y por supuesto lo mas imporante divulgar esa sapiensia a todos. Como en este caso ahora sabemos que existe algo asi. Y ya es paradigma para algun otro hallazgo.

  5. la verdad es una interesante historia, capaz que se trate de una variante muy rara y por ende muy costoso, que el licenciado tuvo la gran suerte de comprarlo

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