Cartago contra Roma: Guerra y moneda hispano-cartaginesa

Cartago contra Roma:

Guerra y moneda hispano-cartaginesa

La idea de este post es la de narrar el desarrollo y desenlace de la Segunda Guerra Púnica, y en forma paralela, brindar una aproximación acerca de las emisiones hispano-cartaginesas y el fenómeno de la monetización en la Península Ibérica. Por ende, a lo largo de esta presentación, iré mechando la parte histórica con la puramente numismática. La idea es que el lector obtenga un panorama general de la cuestión.

Desde ya, no están ilustradas todas las emisiones hispano-cartagineses, sino que (para que resulte ameno), he incluido (quizá arbitrariamente), los ejemplares que a mi juicio son representativos.

Sin dudas, es el post más largo que he realizado, y me gustaría, más allá de que el objetivo previsto de la reseña sea un tanto desafiante, poder cumplir con el propósito. Obviamente, serán Uds. los que en definitiva juzguen el resultado. Desde ya, espero que el trabajo sea de su agrado y utilidad.

Introducción:

Los cartagineses, tras ser derrotados y humillados por los romanos en la Primera Guerra Púnica (264-241 a.C.), estaban necesitados de reconstruir nuevamente su imperio… El rencor y la sed de venganza no eran vanos sentimientos, pues el anterior enfrentamiento arrojó como consecuencia la pérdida de territorios estratégicos, como Sicilia, Córcega y Cerdeña. La derrota significó la destrucción total de la flota púnica y la desaparición de su ejército.

Para lograr su arduo cometido, vieron en la Península Ibérica una excelente y suculenta oportunidad. Los abundantes y ricos yacimientos metalíferos de la región, serían más que suficientes para engrosar las arcas y consolidarse nuevamente como una fuerza hegemónica. Para todo ello necesitaban un ejército poderoso: la plata extraída de Iberia serviría para financiarlo, a la par que los habitantes indígenas podrían engrosar las filas militares en número considerable.

El objetivo, sin embargo, iba mucho más allá de hacerse con el control absoluto de Hispania: la finalidad principal era vengarse de Roma y destruirla para siempre…

Expansión cartaginesa en Iberia:

Si bien los comerciantes cartagineses estuvieron en contacto más o menos regular con los habitantes de la Península Ibérica desde el siglo VIII a.C., la hegemonía sobre el orbe Occidental comenzó a manifestarse a partir del siglo IV a.C.

No obstante, la consolidación definitiva del control peninsular comenzó en el año 247 a.C., cuando Amílcar Barca, un notable general cartaginés, desembarcó en las costas de Gadir (hoy en día, Cádiz) al mando de una importante expedición militar. A partir de aquel entonces, Cartago había llegado para quedarse…

Amílcar Barca, el padre del temible Aníbal

Pronto, Amílcar (un veterano de la Primera Guerra Púnica) inició las acciones militares tendientes a someter a los distintos pueblos y tribus hostiles a los invasores, a la vez que diplomáticamente forjó fuertes alianzas con reyezuelos locales y distintas élites nativas, muchos de los cuales permanecieron fieles a la causa de la potencia Norafricana hasta las últimas circunstancias.

El general cartaginés cayó muerto durante el invierno de 229-228 a.C., en medio de una escaramuza contra rebeldes oretanos. Asdrúbal el Bello, su yerno (no confundir con Asdrúbal Barca, hijo de Amílcar), fue quien lo sucedió en el mando. Poco tiempo después, Aníbal (hijo de Amílcar), fue quien tomó las riendas de la campaña.

Busto de Asdrúbal Barca

Aníbal Barca, el peor enemigo de Roma

Al cabo de muy pocos años, Cartago dominaba una enorme porción de la Península Ibérica, y los territorios bajo su control formaban una gruesa franja que iba desde Gadir hasta el Río Ebro. Esta conquista incluía la posesión y disposición de las grandes cantidades de plata que provenían de las minas de la Sierra Morena y la Bética.

La situación llevó a que Roma, temerosa del poder que los púnicos estaban acumulando, firmara con éstos un tratado (226 a.C.) mediante el cual se establecía al Río Iberus como límite natural para la expansión: es decir, Cartago no podía extender sus conquistas más allá de este río.

Expansión cartaginesa antes del inicio de la Segunda Guerra Púnica

El inicio de la contienda: Sagunto fue el pretexto…

En el año 219 a.C., luego de un cruel asedio que duró ocho meses, los cartagineses comandados por Aníbal tomaron la ciudad de Sagunto, enclave aliado de los romanos pero que se encontraba dentro de la zona de influencia cartaginesa. Al pedido de socorro de la ciudad, el Senado Romano actuó enviando embajadores a Cartago, lo que culminó en una declaración de guerra. Claro está, que el sitio de Sagunto no fue más que la excusa (formalmente el Casus Belli) de la que Roma se valió para intervenir.

«El último día de Sagunto», de Francisco Marqués (1842-1920)

Aquí muestro una monedita de Sagunto, pero posterior a la Segunda Guerra Púnica. Se trata de una acuñación ya del período romano

HISPANIA: Sagunto
Cuadrante.
Peso: 1,71 g; Módulo: 13,6 mm.
Ca. Mediados del siglo II a.C.

A/: Concha marina.
R/: Delfín a derecha. Abajo, letra ibérica «A». Arriba, creciente.

Álvarez Burgos: #2054 CNH: #33

La monetización de la Península Ibérica:

La contienda militar, que tuvo uno de sus epicentros en Hispania, fue un suceso de vital importancia que afectó todos los aspectos de la Península Ibérica. Las dos grandes potencias antagónicas arrastraron bajo sus alas a las distintas tribus y ciudades locales, a la vez que dicho fenómeno dio forma a una nueva estructura económica en la zona. Las diferentes y abundantes emisiones monetarias, a las cuales los distinto bandos acudieron por razones financieras, dieron paso a la constitución de una verdadera economía monetaria en Iberia, la cual ya había empezado a emerger desde que se estableció de forma definitiva la presencia púnica en la región.

Hasta que los cartagineses desembarcaron en Gadir (237 a.C.), con la firme intención de iniciar la conquista peninsular, pocas habían sido las monedas producidas en la región. En la mayoría de los casos nos encontramos con pueblos no monetizados, cuya economía primitiva se basaba principalmente en el trueque y en el intercambio de metales en bruto. Más aún, el hallazgo de trozos de plata, así como también la presencia de anillos y otras joyas en el conjunto monetario (que dataría desde épocas de la Segunda Guerra Púnica) estudiado por F. Chaves y R. Pliego (2011), sugieren que estas formas de valor coexistieron en algún punto con las monedas.

Asimismo, debemos tener en cuenta que si bien la moneda era conocida por los iberos, su uso no había logrado expandirse dentro de su cultura. Más bien, como sugieren los distintos hallazgos que datan de aquel momento (en los cuales se encuentra alguna que otra moneda depositada junto a otros bienes), se les daba a estas piezas un valor más bien de «estatus social». Vale decir, era usual que entre los miembros de las élites indígenas se atesoraran ciertas monedas, pero no tanto por su valor económico, sino por el prestigio que ellas representaban.

Con el establecimiento definitivo de Cartago en Iberia, el impacto de sus emisiones monetarias fue importante para la región, adquiriendo mayor relevancia este hecho en la zona costera y su hinterland más próximo. Si bien esto fue un fenómeno ajeno al desarrollo normal de la economía de las poblaciones locales, denotó gran trascendencia para la monetización de la Península Ibérica.

Lógicamente, Cartago producía sus emisiones oficiales en otras cecas, pero una vez establecidos en la península, comenzaron a acuñar monedas allí, lo que hoy en día se conoce como «monedas hispano-cartaginesas»

Para mostrar sólo algunas de las ciudades hispánicas que produjeron profusas cantidades de monedas a lo largo de su historia, he escogido sólo estas dos piezas a modo representativo, lo que nos puede ilustrar la monetización de la Península Ibérica: Cástulo (reverso Toro) y Gades (reverso atunes):

Las emisiones hispano-cartaginesas: generalidades

En virtud a la ausencia de hallazgos que contienen piezas hispano-cartaginesas fuera de la Península Ibérica, es posible establecer una primera característica de estas emisiones, la cual se convierte en su rasgo fundamental: su emisión obedeció exclusivamente a cuestiones de índole militar, ya que el numerario manufacturado era necesario para financiar la guerra contra los romanos. Por tal motivo, el área de circulación de estas monedas quedaba indudablemente limitada a las zonas de Iberia con presencia cartaginesa, curso que sigue la línea del avance de las tropas púnicas, como finalmente su retroceso, siendo excepcional la migración de estas piezas a otras áreas, tales como la metrópolis en África.

Los gastos bélicos que debió sufrir Cartago, esencialmente derivaban de contratación de una exorbitante cantidad de soldados mercenarios (íberos, galos y númidas, principalmente), lo que demandó una gran cantidad de producción monetaria. Este fenómeno queda manifiesto de forma patente en varios hallazgos en los cuales las monedas cartaginesas aparecen junto a dracmas emporitanas, piezas de Ebusus y otras acuñaciones ibéricas, los que nos brinda un panorama muy amplio en lo que atañe al uso y circulación de las monedas por aquel entonces en la Península Ibérica.

El metal que se empleaba para la producción de tales piezas era extraído de Hispania, y si bien la gran mayoría del metal en bruto era enviado a la metrópolis, en la península se acuñaban las cantidades de divisas necesarias para cubrir los gastos militares. En cuanto a los talleres en donde se producían estas monedas, cabe decir que aún no se ha identificado con seguridad la ubicación de los mismos, aunque todo lleva a concluir los puntos geográficos más probables fueron Qart Hadast (Cartago Nova) y las zonas cercanas.
A estas cecas, se les deben sumar los talleres militares móviles que marchaban junto a las tropas que se desplazaban por Hispania, de los cuales han emanado abundantes acuñaciones hispano-cartaginesas.

Una segunda característica de estas emisiones surge en cuanto al alto volumen producido entre 218 y 206 a.C., cifra estimada por Villaronga (1986, 162) en 370 cuños shekel, a razón de 16 cuños shekel por año (equivalentes a 26 cuños denarios). Estos números, a simple vista corroboran las necesidades financieras que demandaba la guerra, a la vez que arrojan una cantidad muy superior a las producciones de dracmas en Emporion para Roma (aproximadamente 20,5 cuños dracma, que se corresponden a unos 22 cuños denarios por año), pero es lógico que esto sea así, ya que Roma también producía numerario en Italia, mientras que sus enemigos, por su parte, debían solventar además la expedición de Aníbal más allá de los Pirineos. Es por esta razón, que proporcionalmente la cantidad de moneda producida en Hispania por los cartagineses es superior a la manufacturada por los romanos, aunque para los fines militares particulares de cada potencia, ambas masas monetarias son similares.

Para conocer acerca de las emisiones de Emporión para Roma, se puede consultar el siguiente post que ya realicé:

https://conuvi.net/2013/01/27/emisiones-de-emporion-para-roma-218-212-ac/

Una tercera característica que debe resaltarse sobre estas acuñaciones, es la variada cantidad de nominales que se produjeron, destacándose los valores altos. Al igual que en los puntos comentados anteriormente, la razón se debe buscar en las necesidades mismas que imponía la guerra, ya que no sólo era imprescindible contar con «cantidad», sino que además era imperante el hecho de poder disponer de la capacidad de pago suficiente para cubrir ostentosas y variadas sumas dinerarias. Por ende, una gran gama de denominaciones fue emitida, creando de este modo un buen abanico de posibilidades y un sistema monetario flexible y eficaz.

El sistema monetario de los cartagineses en Hispania estaba basado en una estátera de oro (7,60 g) y el shekel de plata (7,20), pero también acuñaron múltiplos y fracciones, incluso en bronce.

Periodo 235-220 a.C.

La serie Tipo «Proa»

La serie es muy rara, y se acuñaron en alguna ceca incierta del SE de la península.

Varias interpretaciones se han hecho en base a la iconografía de estas tempranas monedas hispano cartaginesas. Quizá haga alusión a la construcción de la flota llevada a cabo por Amílcar para cruzar el estrecho. Hay otros múltiplos de oro y plata documentados, pero a mi juicio, se trataría de emisiones extraordinarias.

Dishekel de plata (ca. 14,80 g). Anverso: Cabeza viril diademada a izquierda. Reverso: Proa esquemática a derecha.
CNH: #4 Álvarez Burgos: #481
Foto: www.denarios.org

Shekel de plata (7,30 g). Anverso: Cabeza viril diademada a izquierda. Reverso: Proa esquemática a derecha. Debajo, delfín.
Álvarez Burgos: #483
Foto: Cayón Subastas, January 2011. Lot. 2001

Medio shekel de plata (ca. 3,30 g). Anverso: Cabeza viril diademada a izquierda. Reverso: Proa esquemática a derecha.
CNH: –
Foto: www.denarios.org

La serie Tipo «Elefante»

Ceca: ¿Qart Hadast (Cartago Nova)? Datan del mismo período que las anteriores, pero su iconografía es diferente. Son raras, a la vez que emblemáticas. Para destacar al respecto, el nivel de detalle que brindan estas piezas (por ejemplo, el guía del elefante es representado con el stimulus, para aguijonear a la bestia. 😀

Sólo he seleccionado dos denominaciones para mostrar, pero se acuñaron otras. Son de las más lindas monedas que jamás he visto 😉

Dishekel de plata (ca. 14,8 g). Anverso: Cabeza de Melkart con clava sobre el hombro a izquierda. Reverso: Elefante con guía avanzando a derecha.
CNH: #13 Álvarez Burgos: #488
Foto: www.denarios.org

1 y 1/2 shekel de plata (10,9 g). Anverso: Cabeza de Melkart con clava sobre el hombro a izquierda. Reverso: Elefante con guía avanzando a derecha.
CNH: #14 Álvarez Burgos: #486
Foto: Cayón Subastas, January 2011. Lot. 2004

La serie Tipo «Caballo»

Su ceca se desconoce. Probablemente Qart Hadast o alguna ubicada en el SE de la Península Ibérica. Es algo menos escasa que las anteriores. El caballo fue representado en distintas posturas, ya sea parado, saltando, con estrella, etc. A continuación les muestro algunas de estas monedas (shekel en todos los casos):

La campaña de Aníbal:

Aníbal, deseoso de destruir a Roma, puso en marcha uno de los planes militares más innovadores de la historia, cruzando con su colosal ejército (compuesto principalmente por mercenarios íberos, númidas y galos resentidos contra Roma) más allá del Río Ebro, adentrándose en la Galia y sometiendo a las tribus hostiles. El ejército cartaginés se encaminaba hacia Italia…

A partir de este punto nos encontramos ya ante una situación de guerra abierta. Los romanos, con el objetivo de expulsar a los cartagineses de Hispania, mandaron una expedición militar al mando de Cneo Cornelio Escipión, la cual logró desembarcar con éxito en Emporion, una de las ciudades griegas en la península aliadas de Roma (218 a.C.). Por otro lado, se mandó un ejército consular (compuesto por dos legiones) hacia la región Norte de Italia. Esta fuerza debería ser suficiente para frenar el avance de Aníbal en caso de que lograse cruzar los Alpes, empresa de la que muchos dudaban y sentenciaban como el fin de ambiciosa maquinación estratégica púnica.

Para sorpresa de casi todos, el cartaginés no sólo que cruzó exitosamente los Pirineos, sino que nutrió sus filas con miles de mercenarios galos que se unieron a su causa contra los romanos. Luego de eso, una serie de fulgurantes victorias sobre sus enemigos (que incluyó la muerte de un cónsul y la humillación de otros) comenzaron a poner en jaque a Roma, en donde se cuestionaban si la amenaza era realmente más grande de lo que pensaban. El avance de su enemigo parecía imparable!!

Aníbal cruza los Alpes

En Hispania, la cosa era distinta. Cneo Escipión logró hacerse con el control de varias zonas fuertes e hizo retroceder a los cartagineses, además de haber destruido su flota. La guerra ya tenía dos frentes perfectamente diferenciados.

La batalla de Cannae (216 a.C.): el día en que Roma lloró

Si las derrotas que los romanos habían sufrido hasta el momento contra Aníbal les parecían humillantes (Trebia, Tesino y Trasimeno, entre otras), es que aún no habían visto lo peor. El 2 de agosto de 216 a.C., Roma conoció el infierno. La batalla de Cannae es aún hoy en día estudiada como una de las mayores genialidades estratégicas de la historia.

Roma, decidida a acabar de una vez por todas con la amenaza cartaginesa en Italia, reunió el mayor ejército que había conocido hasta el momento, compuesto por ocho legiones con su caballería y las tropas auxiliares correspondientes a cada una. El número hablaba por sí sólo… un total de casi 90.000 hombres (hay que tener en cuenta, que por aquellos días, un ejército consular se componía tan sólo dos legiones). La fuerza confluida era insólita y gigantesca. Por su parte, Aníbal se presentó con unos 40.000 hombres, recayendo su fuerte en la caballería númida y en la infantería africana.

El total exceso de confianza que ostentaba uno de los cónsules al mando (Cayo Varrón, ya que Emilio Paulo era más cauteloso) le iba a propiciar una inolvidable lección.

Sabiéndose en total desventaja numérica, el general cartaginés se las ingenió para que el grueso del ejército romano se prestase a combatir en el lado norte del río Aufidus, lo que implicaba un problema, ya que estaban justo del otro lado. Esto lo logró mediante intermitentes acciones de hostigamiento, y terminó por ser fundamental para su victoria.

El cónsul Varrón (al mando ese día), partidario de un ataque frontal, dispuso sus tropas de tal forma que la línea constituida coincidiera con la planteada por Aníbal, ya que no quería dejar soldados que no participasen de la batalla. Al ser tanta la diferencia numérica, esto hizo que los legionarios estuviesen apretados, casi sin lugar a maniobrar. A sus flancos, dispuso la caballería.

Aníbal hizo lo propio con su caballería, alineada para combatir a las dos alas de équites y auxiliares romanos. En cuanto a la infantería, puso al centro a las tropas iberas y galas (las más débiles y menos leales), flanqueadas por la infantería africana, de tal modo que pasó a ser una formación convexa en forma de media luna.

Recuerden ahora que el general africano fue quien eligió la posición… esto lo hizo ya que sabía que el viento soplaría en contra de los romanos.

Cuando ambos ejércitos comenzaron la marcha para encontrarse al centro de la batalla, el firme paso de los soldados comenzó a levantar una terrible polvareda, la cual era llevada por el viento justo contra los legionarios. Éstos, ya apretados, cegados por el sol y el polvo, no tuvieron más remedio que continuar, aunque sus capacidades de combate estaban notablemente disminuidas. La infantería romana, muy superior, empezó a empujar y debilitar la línea de tropas íberas y galas, quienes se veían atropellados y obligados a retroceder. Las legiones, enceguecidas en su avance, no se percataron que iban cayendo dentro de una especie de bolsa, ya que la infantería cartaginesa se mantenía sin entrar en combate y poco a poco iba flanqueando la embestida.

Las dos alas de caballería de Aníbal acabaron con la romana, continuando su avance muy por detrás de las filas legionarias. De este modo, quedaron en posición frontal hacia sus espaldas.

Los mortíferos y certeros proyectiles de los honderos baleares no tardaron en caer sobre el grueso de las tropas romanas.

Todo lo que hizo Aníbal fue ordenar el ataque de la infantería pesada que estaba fresca y flanqueaba a los romanos. La caballería, a su vez , cargó por atrás y el cerco se cerró.

El resultado final, unos 70.000 romanos muertos y 11.000 prisioneros. Cartago sufrió apenas unas 6.000 bajas.

Periodo 220-205 a.C.

Las series tardías

Estas monedas, fueron producidos (presuntamente) en la ceca de Qart Hadast, y representan símbolos púnicos por excelencia: la cabeza de la diosa Tanit, el caballo y palmera, un casco militar, etc./color]

Shekel de plata (7,40 g). Anverso: Cabeza de Tanit a izquierda. Reverso: Caballo de pie a derecha con la cabeza vuelta hacia la izquierda. Detrás, palmera. En campo derecho, estrella.
Álvarez Burgos: #498
Foto: Cayón Subastas, January 2011. Lot. 2013

Bueno, ahora les muestro dos fracciones en bronce que tengo en mi colección. Obvio, en comparación con las bellezas de plata que hasta aquí he mostrado, son muy humildes, pero no por ello menos históricas (y desde luego, infaltables en cualquier colección de moneda ibérica ;)):

Emisiones Hispano-Cartaginesas
1/4 de calco. Bronce.
Peso: 2,01 g; Módulo: 11,6 mm.
A/: Cabeza de Tanit a izquierda.
R/: Casco militar de estilo tosco.
Álvarez Burgos: #523 CNH: #46

Emisiones Hispano-Cartaginesas
Calco. Bronce.
Peso: 1,56 g; Módulo: 14,7 mm.
A/: Cabeza de Tanit a izquierda.
R/: Caballo parado a derecha. detrás, palmera.
Álvarez Burgos: #508

Continuación de la campaña militar en Italia:

Luego de la batalla de Cannae, Aníbal prosiguió su campaña itálica, logrando que importantes ciudades del sur se pasen a su causa (Siracusa, Capua y Tarento, entre estas). Hecho esto, solicitó refuerzos a Cartago, aunque no le enviaron el número deseado. Mientras tanto, alcanzó un pacto con Filipo V de Macedonia, acordando luchar juntos contra los romanos (Primera Guerra Macedónica).

Los romanos, por su parte, estaban desesperados. Prepararon las defensas de la ciudad, ya que temían un inminente ataque, y extraordinariamente, reclutaron convictos, gladiadores y jóvenes inexpertos. A partir de aquel momento, en Italia ya no había guerra, sino sólo resistencia…

Las legiones sin experiencia jugaron a partir de entonces un papel vital para la supervivencia de la cultura romana, dispersándose y moviéndose por Italia en pequeños grupos, evitando a toda costa un enfrentamiento abierto contra Aníbal.

La falta de refuerzos poco a poco comenzó a hacer mella en las filas del general cartaginés…

La guerra en Hispania

Si bien en suelo hispánico la guerra era diferente para Roma, ya que los hermanos Escipión (Publio padre y Cneo) habían logrado avanzar sobre zonas cartaginesas (a la par que éstos últimos tenían que ir retrocediendo), todo dio un nuevo vuelco inesperado. Asdrúbal Barca, el hermano de Amílcar, finalmente logró derrotar por separado (y dar muerte) a los generales romanos.

Publio Cornelio Escipión, primogénito del procónsul muerto, se encaminó a Hispania para hacer frente allí a los cartagineses y su aliados celtíberos (211 a.C.). El nombre de este muchacho de tan sólo 25 años, pronto quedaría grabado con letras doradas en la historia. :O

Publio Cornelio Escipión «el Africano»

Estando ya en la Península Ibérica, Publio Escipión se dirigió hacia la capital de Cartago en Iberia, Qart Hadast y la tomó en 210 a.C., aprovechando que el grueso de las tropas de Asdrúbal estaba muy lejos como para acudir al socorro. Tomando esa estratégica base, no sólo obtuvo un punto fuerte para Roma, sino que además debilitó el suministro y la moral de los púnicos.

En 209 a.C., Escipión asestó un nuevo golpe a los cartagineses, derrotándolos en la Batalla de Baecula. Asdrúbal Barca huyó con su diezmado ejército hacia Italia, con intenciones de juntarse con su hermano, dejando Hispania a merced de los romanos.

Derrota de Cartago y final de la contienda:

Nuevamente nos vamos a Italia, donde Aníbal acude al auxilio de Capua, ya que los romanos, envalentonados, la habían asediado. Si bien logra que se levante el asedio, el general cartaginés no se pudo quedar por falta de hombres y suministros. Ni bien se fue, los romanos sitiaron Capua otra vez (211 a.C.), pero ahora no la dejarían escapar…

Aníbal emprende su marcha hacia Roma, a fin de forzar a las legiones romanas a que lo persigan y entablen combate frontal, pero se da cuenta que no estaba en condiciones de atacar la ciudad. Capua finalmente cayó, y las posiciones cartaginesas en suelo itálico comenzaron a desmoronarse.

Cuando Asdrúbal intentaba reunirse con su hermano, fue derrotado y muerto en la Batalla del Metauro. Mientras tanto, en Hispania, Publio Escipión se las ingenió para atraer a las distintas tribus indígenas a su causa, reuniendo un buen contingente de tropas. Los cartagineses fueron expulsados definitivamente de Hispania tras la batalla de Illipa (206 a.C.). El final estaba cerca…

En 204 a.C., Escipión (ya elegido Cónsul), desembarcó directamente en África, para atacar el mismo corazón de Cartago. Aliado a Massinisa (rey de la parte oriental de Numidia), inicia acciones militares contra los cartagineses y sus aliados, los númidas occidentales. Viendo que la situación era difícil, entabló negociaciones de paz, aunque lo hizo con la idea de recabar información y ganar tiempo. Finalmente, en 203 a.C., los romanos derrotaron a sus enemigos, infligiéndoles grandes pérdidas. Apremiado por la situación, el senado de Cartago mandó a llamar a Aníbal, que aún permanecía en Italia.

La batalla decisiva tuvo lugar en Zama (19 de octubre de 202 a.C.). Esta vez, tras cruentos combates, la fortuna estuvo de parte de los romanos, quienes lograron (por fin 😛 ) derrotar al gran Aníbal.

La guerra terminó, y Cartago nuevamente salió derrotada y humillada.

En Zama, a pesar de los elefantes de guerra de Cartago, los romanos se impusieron

En el año 183 a.C., los acérrimos rivales (Escipión y Aníbal) fallecieron, añadiendo una pizca más de color a la leyenda que ambos generales lograron forjar con sus hazañas…

Bueno, fue largo… Y eso que traté de resumir!! 😛 Espero que aquellos «valientes» que se hayan atrevido a leerlo por completo, lo hayan disfrutado.

Bibliografía:

– ACQUARO, E. y MANFREDI, L. I. (1989): “Rassegna di numismatica púnica. 1986-1988”. En Studi di Egittologia e di Antichità Puniche, pp. 5-65.
– ÁLVAREZ BURGOS, F. (2008): Las Monedas españolas / Vol. 1. La moneda hispánica desde sus orígenes hasta el siglo V., Jesús Vico S.A y Fernando P. Segarra, Madrid.
– CHAVES TRISTÁN, F. y PLIEGO VÁZQUEZ, R. (2011): «Trueque, dinero y moneda en la Oretania: Nuevos documentos», en GARCÍA-BELLIDO, M; CALLEGARIN, L y JIMÉNEZ DÍEZ, A. (Eds.): Barter, money and coinage in the Ancient Mediterranean (10th-1st centuries BC), Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Instituto de Historia. Madrid, pp. 243-246.
– FERRER, E. y PLIEGO VÁZQUEZ, R. (2013): «Cartago e Iberia antes de los Barca», en BENDALA, M.; PÉREZ, M. y ESCOBAR, I. (Coord.): Fragor Hannibalis: Aníbal en Hispania, pp. 106-133.
– GARCÍA-BELLIDO, M. (2002): «Los primeros testimonios metrológicos y monetales de fenicios y griegos en el Sur peninsular». Archivo Español de Arqueología, Vol. 75. Nos. 185-186, pp. 93-106.
– GARCÍA RIAZA, E. (1997-1998): «La presencia cartaginesa en Hispania (237-206 A.C.): aspectos diplomático-militares», Mayurqa: revista del Departament de Ciències Històriques i Teoria de les Arts. Nº 24, pp. 17-32.
– MANFREDI, L. (2012): “Nord Africa e Penisola Iberica: le monetazioni autonome dal III sec. a.C al I sec. d.C.”, en MORA SERRANO, B. y CRUZ ANDREOTTI, G. (Coord.): La etapa neopúnica en Hispania y el Mediterráneo centro occidental, pp. 425-448.
– RIPOLLÈS, P. P. (1985): «Fuentes Numismáticas. A, la moneda ibérica e hispano romana», en UNIVERSIDAD DE ALICANTE, Arqueología del País Valenciano: Panorama y Perspectivas. Alicante, pp. 307-322.
– RIPOLLÈS, P. P. (2005): «Las acuñaciones antiguas de la Península Ibérica: dependencias e innovaciones», en ALFARO ASINS, C., MARCOS ALONSO, C., OTERO MORÁN, P. (Coord.), XIII Congreso Internacional de Numismática, Madrid 2003, Actas-proceedings-actes, Vol. 1. pp. 187-208.
– VILLARONGA, L. (1986): «Economía monetaria en la Península Ibérica ante la presencia cartaginesa durante la segunda guerra púnica», Aula Orientalis, Vol. 4, pp. 157-162.
– VILLARONGA, L. (1994): Corpvs Nvmmvm Hispaniae ante Avgvsti Aetatem. José A. Herrero, S.A. Madrid.

Hasta la próxima!!
ZAHIR ROJO.- (H)

10 comentarios en “Cartago contra Roma: Guerra y moneda hispano-cartaginesa

  1. Impresionante data amigo..!! Buenisimo.
    Va a mis favoritos, obvio.
    Paso mañana para dejarte puntos pues nuestro amigo Marcelo se llevo mis 10 de hoy. 😉
    GRACIASSS

  2. @martin fierro72 excelente imperdible post, en cuanto a la batalla no hace mucho se descubrieron el lugar de los campamentos. como siempre impecable. 😉 😉

    😉

  3. @russiannotes Pedazo de post!! :O
    Van… 😉

    Gracias Marce…. Se me hizo largo, pero hace rato tenía ganas de meterme de lleno con la II Guerra Púnica. Y menos mal que no hice la idea original!! Era más que nada de historia militar, comentando cada batalla en particular (bah, las más importantes). No terminaba más 😛

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