De como sobrevivir al sistema postal (rejuntando chirolas)

Mi anteúltima experiencia cambiaria fue una decepcionante estafa.
Un cambio sorprendentemente bueno. Un francés extremadamente amable (hasta lo lisonjeó a Gallardo, contando maravillas de cuando jugaba en la Francia, viera qué miserable). Y una pérdida sensible en mi colección (el "lucro cesante" de lo que no fue y varios centavos de patacón que me llenaron la carpeta nacional de ausencias…)

Las demoras del Roca (cuyas reformas las debe de haber diseñado un tal Gaudí) y la distancia que separa Villa Elisa de los pagos de Ferro Carril Oeste, me confinaron las excursiones a ferias más modestas (pero cercanas), que me han ayudado a sostener la colección y a ostentar alguna que otra cosa que valga el gasto compartir.

Eso y el altruismo militante de amigos, y conocidos (devenidos a viajeros), que se tomaron las molestias de guardarse los vueltos.
"Es bueno, pero se queda con los vueltos", decía mi abuelo, que decía el General.)

Esta gente amiga, se merece en sí misma un post, por lo que en estos días, estaré buscando el tiempo para compartir lo que han aportado (que no ha sido poco, por cierto).

Hoy, sin embargo, es material de ferias (Pereyra, en sus dos versiones) lo que se comparte.
Lo que sigue es el producto de dos pesquisas diferentes (con una semana de distancia). Las primeras, de un par de mesitas de aquíhaydetodo y las últimas del puesto de numismática de Oscar (Numismática El Parque, justo frente al cartel que bautiza al camino Centenario, pasando la rotonda, viniendo desde Capital).

Y helas aquí…



República Dominicana, Chile y Paraguay, todo material de cambio (a la espera de una reconciliación con el correo argentino).


La primera, una conmemorativa alemana, que ingresa a las "disponibles", las francesas, a mi apartado de moneditas galas. La de 25 céntimos, no la tenía 😀 ; la otra es una debilidad (borroneada y maltrecha, pero debilidad al fin).


Aquí dos piezas belgas, de antes y después de la guerra (colección), la danesa va a rotación.


Y aquí unas norteamericanas; dos dimes de plata de diferentes años, un centavo que se guarda y una de cinco que quizás.

Paraguay y Uruguay; al listado de ofrecidas, con la observación de la pequeñez de la pieza de 10 centésimos (1.6 gramos, 15 escasos milímetros)

Y ahora, lo adquirido en el puesto de numismática (lo grueso del botín, en otras palabras ^o) )…
Primero el material de cambio:

A saber: 2 piezas de 5 centésimos de Paraguay (1944 y 1947), 20 centavos chilenos de 1950, 1 centavito nacional de 1941, 2 piezas brasileñas de 20 centavos (1949) y 5 céntimos venezolanos de 1948.

Por último, de izquierda a derecha (como en los pósters centrales de las viejas Sólo Fútbol): 10 cents de Holanda de 1944 (plata), 5 kópecs rusos de 1886 (preciosa y agujereada plata :'( ) y 10 pfennings de 1905 del Imperio Aleman (la tenía, pero no en ese año 😀 )
Y abajo: 100 reis brasileños de 1938, 1 centavo americano de zinc de 1943 (tiermpos de guerra) y 50 pfennings de 1920. Todas a sus respectivos apartados en las carpetas de la colección (discretas 4, pero al menos les cabe el plural, je).


Y, por ahora, eso vendría a ser todo.
Como siempre; muchas gracias por la visita, por el tiempo, por la lectura y por cualquier observación.
Que tengan un gran domingo, gente!

4 comentarios en “De como sobrevivir al sistema postal (rejuntando chirolas)

  1. Uff que feo por aquella "experiencia cambiaria" como vos decis, pero parece que te armaste de una buena recompensa.
    Hay piezas interesantes alli, felicitaciones.

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