El (verdadero) robo a la Casa de la Moneda…

El (verdadero) robo a la Casa de la Moneda fue en Buenos Aires y en 1851

Una mujer desembarcó en Buenos Aires muy enojada. Llegaba desde Montevideo y estaba ofendida porque durante el trayecto había pretendido saludar dos o tres veces a Andrés Villegas. Pero el hombre no sólo no le respondía, sino que simulaba no conocerla. Era la tarde del 28 de diciembre de 1851.

Villegas -38 años, delgado- tomó su maleta y se dirigió a la Posada del Globo en el centro de la ciudad. Alquiló una habitación y firmó su ingreso con sus iniciales: AV. Se encerró en el cuarto e inició los preparativos para llevar a cabo el robo más audaz del siglo XIX.

Después de bañarse y afeitarse un poco la barba, tomó un papel de la maleta, lo dobló y lo guardó en su levita. Se colocó antiparras oscuras y un sombrero negro, de pelo, adornado con la divisa y el cintillo federal. Rosas se mantenía en el poder y Urquiza galopaba con un inmenso ejército hacia Buenos Aires.

Consiguió un caballo y partió rumbo a la Casa de la Moneda, en la calle Balcarce, barrio de San Telmo. Esa noche llovía con ganas. Buenos Aires era un desierto de fango. Empapado, el hombre comunicó a los guardias que tenía urgencia en ver al presidente de la institución, don Bernabé Escalada. Los soldados le dijeron que no estaba; pero cuando Villegas explicó que traía una carta de Su Excelencia don Juan Manuel de Rosas, le suplicaron que ingresara y uno de ellos partió a buscar al funcionario.

Agitado y preocupado por lo inapropiado del horario, Escalada estrechó la mano del misterioso visitante. Villegas se presentó: “Soy José Murillo, vengo de Palermo y traigo un despacho del gobernador”. El presidente lo invitó a pasar a su escritorio, tomó la carta, la acercó al candelabro y leyó:

” Señor Don Bernabé Escalada. Luego que don José Murillo le dé a usted la presente, pondrá usted a su disposición la suma de dos millones de pesos, que le serán integrados bien pronto, y encargo a usted la mayor reserva. D. Ud. Afmo. Juan Manuel de Rosas. Palermo, Diciembre 28 de 1851. A las 7. ”

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La Casa de la Moneda, ubicada en la calle Balcarce, en el barrio de San Telmo.

El presidente de la Casa de la Moneda, federal hasta la médula y recto como pocos, se sobresaltó. Era la letra de Rosas, su firma y sus sellos. Pero, ¡¿cómo era posible que el gobernador abandonara los pasos burocráticos y, en un tono epistolar poco habitual, pidiera semejante suma?! El alquiler de una de las mejores esquinas de la ciudad costaba 750 pesos mensuales. Por lo tanto, los dos millones eran una suma cuantiosa , equivalen a 180 kilos en oro.

Escalada frunció el ceño y apuntó su mirada contra Murillo (es decir, contra Villegas) en busca de explicaciones. El falso emisario estaba preparado: dijo que esa misma tarde había llegado a la residencia de Rosas en Palermo, proveniente de Ramallo, con correspondencia del general Mansilla para el gobernador. Que Rosas, delante de él, había escrito esa carta y le había ordenado cumplir la comisión ante Escalada. Que el Restaurador le había exigido actuar con premura, ya que esa misma noche debía regresar al campamento de Mansilla.

Algo importante debía estar pasando y el estricto presidente de la Casa de la Moneda se sintió partícipe de algún acto patriota. De todas maneras, no iba a quebrantar la burocracia establecida. Mandó llamar al contador Manuel Terry, al tesorero Leonardo González y al llavero Manuel Ambrosio Gutiérrez. Le explicó al visitante por qué los convocaba: “Estas formalidades, señor Murillo, deben cumplirse para sacar dinero de la Casa de la Moneda. Sin embargo, los salvajes unitarios afirman que Rosas saca todo el que quiere”.

Ingresaron los empleados y Villegas debió soportar una nueva ronda de sospechas. Tratando de encontrar respuestas a la actitud poco administrativa de Rosas, los funcionarios especularon con que, tal vez, se tratara del importe que debía entregarse en esos días para pagar salarios atrasados. Se adeudaban sueldos desde agosto de 1848. El delincuente jugó su última carta: “Señores, no puedo aguardar más. Ya mismo regreso a Palermo e informaré a Su Excelencia que no he podido cumplir su comisión”.

Los funcionarios se estremecieron de sólo pensar en la ira de Rosas por no haber satisfecho su pedido. Rendido, Escalada ordenó que trajeran el dinero. Dos mil billetes de mil pesos (del doble del tamaño de los actuales) fueron amontonándose en el escritorio de don Bernabé. Comenzaba a introducirlos en grandes sacos cuando Villegas interrumpió: “Disculpen, pero está lloviendo. Envueltos así, los billetes podrían mojarse”. Los ingenuos reconocieron que tenía razón. Consiguieron gruesos cartones para proteger la fortuna.

Terminaron de embalarlos, Villegas tomó los sacos, saludó con apuro y caminó con prisa hacia la puerta. “¡Un momento, señor Murillo!”, gritó Escalada. El estafador se frenó, sin darse vuelta. “Falta que firme el recibo. Como verá, somos muy puntillosos”. Villegas soltó una carcajada y contagió a todos. El ambiente venía siendo demasiado espeso y hacía falta un poco de distensión.

Luego de escribir “Recibido por orden superior. José Murillo”, el ladrón partió como un rayo en medio del aguacero, a caballo y con los dos millones. Si bien se suponía que iría a Palermo y que la misión de los hombres de la Casa de la Moneda estaba cumplida, Escalada quiso deslindar responsabilidades. No fuera cosa que José Murillo cometiera la imperdonable falta de no ir a Palermo ni a Ramallo. Escribió una nota al gobernador y ordenó que se la llevaran de inmediato.

La nota decía: “Excmo. Señor. He cumplido con la orden de V.E., que me ha entregado don José Murillo. B. De Escalada, Diciembre 28”.

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“Juan Manuel de Rosas nacido como Juan Manuel José Domingo Ortiz de Rozas y López de Osornio (Buenos Aires, 30 de marzo de 1793–Southampton, 14 de marzo de 1877) fue un militar y político argentino que en el año 1829 ―tras derrotar al general Juan Lavalle― fue gobernador de la provincia de Buenos Aires llegando a ser, entre 1835 y 1852, el principal caudillo de la Confederación Argentina. Su influencia sobre la historia argentina fue tal que el período marcado por su dominio de la política nacional es llamado a menudo época de Rosas. Era sobrino bisnieto del conde Domingo Ortiz de Rozas, gobernador colonial de Buenos Aires y de Chile.”

En Palermo, Rosas bramó de furia y envió al capitán Pedro Rodríguez a la ciudad. Se sumó el jefe de Policía Juan Moreno. “¡Las once han dado y lluvioso!”, anunció la voz quebrada de un sereno, mientras el viejo Escalada transpiraba con la respuesta escrita de Rosas en sus manos. Ninguno de los funcionarios podía dar detalles de la fisonomía de Murillo porque se había mantenido casi todo el tiempo en un rincón oscuro del escritorio. Además, nunca se había quitado los anteojos oscuros que llevaba puestos.

El policía Moreno ordenó que todos guardaran el secreto de lo que había ocurrido para que Murillo no se sintiera perseguido. También dispuso vigilar todas las salidas de la ciudad. Por último, tomó nota de la numeración de los billetes. En poder del ladrón estaban los que iban del 47.001 al 49.000.

Villegas regresó a la posada, guardó los fajos en su maleta y se fue a dormir. Madrugó, tomó un atado de cien billetes y salió de compras. En el negocio del platero Carlos Lanatta cambió 100.000 por 315 onzas de oro. Una hora más tarde la policía descubrió la operación. Poco tardaron en dar con la posada. Ingresaron al cuarto -Villegas no estaba- y en la maleta encontraron el oro y el resto del dinero. Además, había un sello con las iniciales de Rosas, dos salvoconductos con la firma falsificada del gobernador y una carta, también apócrifa, en la que el Restaurador pedía que se facilitara una embarcación al portador.

Lo detuvieron esa misma mañana. Engrillado en brazos y piernas, lo llevaron a la cárcel, en el edificio del Cabildo. Confesó haber sido la persona que se llevó el dinero de la Casa de la Moneda. Dijo que se llamaba Antonio Vidal, natural de Durazno, Uruguay, y que los otros nombres los había inventado para cometer el delito. Explicó que trabajaba en el consulado de Montevideo, establecido por “el loco, traidor, salvaje unitario Urquiza”, y que allí había estudiado las cartas de Rosas para imitar su letra y firma. Aclaró que el dinero lo necesitaba para mantener a su familia -mujer y cinco hijos-, porque él apenas ganaba veinte pesos por mes.

Pero él no era Antonio Vidal: su verdadero nombre era Andrés Villegas. La mentira recién pudo descubrirse por la intervención de la señora ofendida que había viajado en el vapor. Esta mujer acudió a ver los hermanos de Villegas para quejarse por la poca cortesía de Andrés. Ellos, que no lo veían hace años, salieron a buscarlo por toda Buenos Aires. Cuando dieron su descripción a la Policía, los condujeron al calabozo del estafador.

El 30 de diciembre lo fusilaron en el patio de la cárcel. Villegas había llegado a Buenos Aires hacía 48 horas. Durante once fue millonario y durante treinta, preso. En su confesión aseguró que no tenía cómplices. ¿Fue un acto solitario? ¿O fue el ejecutor de un complot tramado por unitarios o urquicistas? Nunca nadie reivindicó su figura como mártir de la causa antirrosista, ni aun pocas semanas después, luego de que Urquiza despedazara al ejército del Restaurador en Caseros.

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1.000 Pesos Moneda Corriente
Emision: 1844 – 1851. Durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas (13/4/1835 – 3/2/1852).
Emisor: Casa de Moneda de la Provincia de Buenos Ayres.
Leyenda: “Viva la Confederacion Argentina… Mueran los Salvajes Unitarios”.
Anverso: Alegoria femenina.
Año: 1847.

Fuentes : Por Daniel Balmaceda para LA NACION.
CEFYNAG,Centro Filatélico Y Numismático Alta Gracia.
Wikipedia.

Nota :
Este artículo fué publicado por Alfredo Taullad, entre otras cosas un eminente numismático, en el diario LA RAZÓN de Buenos Aires;
con el título EL ROBO DE DOS MILLONES A LA CASA DE MONEDA y posteriormente publicado en el libro titulado, MOSAICO DE
ANTIGUEDADES, del mismo autor, libro sumamente raro y que es una recopilación de todos los artículos que publico el mencionado
autor.; entre los años 1923 al 1926, los días Domingo, de dicho periódico. El libro fué publicado en el año 1927.

14 comentarios en “El (verdadero) robo a la Casa de la Moneda…

  1. @russiannotes (h5) (h5) (h5) (h5) (h5) (h5)
    Con el post que se despacho amigacho!! :O
    Mañana merecidos ……… 😀

    @daniels13ca Que buena historia!

    @DEDALO No me quedaban más que cinco puntos, pero son tuyos.
    Buena historia, que engancha.

    @JCBLeoz (mo) (h5)

    gracias por comentar y los puntos , encantado estoy si les gusto´ !!! 😉

  2. Buenísima la historia Miguel, algo había escuchado pero acá están todos los detalles!!
    Ahora… lo fusilaron por dos palitos?? … mmm mejor no digo nada 😐 :$ (j)

  3. @simone3ar Buenísima la historia Miguel, algo había escuchado pero acá están todos los detalles!!
    Ahora… lo fusilaron por dos palitos?? … mmm mejor no digo nada 😐 :$ (j)

    en esa epoca la justicia era rapida y sin piedad por lo que leo , los 2 millones de pesos equivalian a 180 kilos de oro asi que ya era excusa suficiente para pena de muerte :O

  4. @SilverCoin

    @simone3ar Buenísima la historia Miguel, algo había escuchado pero acá están todos los detalles!!
    Ahora… lo fusilaron por dos palitos?? … mmm mejor no digo nada 😐 :$ (j)

    en esa epoca la justicia era rapida y sin piedad por lo que leo , los 2 millones de pesos equivalian a 180 kilos de oro asi que ya era excusa suficiente para pena de muerte :O

    Por suerte para "algunos" las cosas cambiaron, sino (N)

  5. @simone3ar

    @SilverCoin

    @simone3ar Buenísima la historia Miguel, algo había escuchado pero acá están todos los detalles!!
    Ahora… lo fusilaron por dos palitos?? … mmm mejor no digo nada 😐 :$ (j)

    en esa epoca la justicia era rapida y sin piedad por lo que leo , los 2 millones de pesos equivalian a 180 kilos de oro asi que ya era excusa suficiente para pena de muerte :O

    Por suerte para "algunos" las cosas cambiaron, sino (N)

    Aca en España tambien por suerte cambiaron

  6. Aca en España tambien por suerte cambiaron

    @Plazaroja85 Muy bueno gracias por su aporte /// siempre se aprende algo nuevo van los puntos super merecidos .Saludos

    gracias y me alegro que les guste la historia como a mi (Y) ^o)

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